Los socialistas se asoman a una nueva batalla interna: la elección de los secretarios comarcales en el PSPV durante una jornada de votación que se celebrará hoy en todas las agrupaciones del partido. Es una pugna más de autoconsumo que de poder real. Estas agrupaciones territoriales son un empeño del presidente de la Generalitat y líder del PSPV, Ximo Puig, aceptadas con desgana desde Ferraz. Una plataforma para ejercer presión y una cierta proyección para el que consiga el puesto pero sin apenas competencias. Ocurre, sin embargo, que dos meses después de la elección como secretario provincial de José Chulbi, alcalde de Xàbia y portavoz socialista en la Diputación, abrir de nuevo las urnas se ha convertido en un termómetro para medir el estado de salud de las familias socialistas. Como una segunda vuelta de un cónclave provincial que dejó heridas sin cerrar y que abrió otras brechas.

Los perdedores de ese congreso tratan de recolocarse en el tablero. Los seguidores del exsenador Ángel Franco han decidido trazar trincheras defensivas en las dos comarcas con más afiliados socialistas en la provincia. Franco apadrina en l'Alacantí a Baltasar Ortiz frente al «sanchista» Santiago Escudero. Y en la Vega Baja al alcalde de Rafal, Manolo Pineda, contra el militante Sebastián Andreu. Dos victorias darían aire a los afines a Franco -apenas sin peso en la dirección del PSPV y fuera de la ejecutiva provincial- para preparar la batalla de las asambleas locales con el objetivo de retener la agrupación de Alicante, la joya de la corona. En el Medio Vinalopó, el alcalde de Elda, Rubén Alfaro, otro de los perdedores de ese congreso provincial, tiene muchas posibilidades de resituarse si se confirma la ventaja que parece sacarle la eldense Lorena Pedrero -apoyada por los «sanchistas»- a Iván Ñíguez, concejal en Novelda y afín a José Chulvi. Eso daría una voz autorizada a los seguidores de Rubén Alfaro desde su propia comarca dentro de la ejecutiva provincial.

El «sanchismo», por su parte, ya controla el aparato de Organización del partido en la provincia -fue la cesión de Chulvi para asegurarse su apoyo- y ahora opta a quedarse con una buena tajada del poder en las comarcas. La «familia» aglutinada en la provincia por Alejandro Soler -el único dirigente alicantino en la ejecutiva de Pedro Sánchez- ya se ha garantizado la secretaría del Baix Vinalopó con Vicente Alberola. Y puede compartir el mando en el Medio Vinalopó tras pactar con Rubén Alfaro. Optan a hacerse con las riendas de l'Alacantí con el citado Santiago Escudero y a derrotar a Chulvi en su propia comarca -la Marina Alta- con el concejal de Dénia, Óscar Mengual, que se disputará el cargo en una votación que se prevé ajustada con Enrique Moll, alcalde de Pego y partidario del primer edil de Xàbia.

No es poco, por tanto, lo que se juega el recién llegado al cargo secretario general socialista. Controlará la Montaña con Rafa Briet y la Marina Baixa con la alfasina Maite García. Caza menor en el caso de que sus partidarios o alguno de sus aliados no logren alguna victoria más de cierto relumbrón. Una situación a la que se une, además, el riesgo de una derrota en la Marina Alta. Para acabar de aderezar la salsa, la jornada de votación se celebra con la incertidumbre sobre el desfase detectado por el PSPV en los censos de afiliados. Ferraz avala esos listados de militantes para un proceso que podría acabar impugnado. Día normal en la oficina socialista.