«Quizá alguien diga que Ricardo Costa tenía que haber hablado antes. Pero más vale tarde que nunca. Lo que está haciendo es enmarcar, con lógica, lo que muchos pensábamos. En mi caso particular, comencé esa investigación hasta que pasó a Valencia y al Tribunal Superior de Madrid en marzo de 2009». (...) «Lo que afirmó ante el juez es un hecho muy importante. No comparto que esa confesión ya no es válida. El juicio es el momento cumbre. Hacerlo exige valor, una decisión firme de colaborar con la Justicia. Se arriesga a que le impongan la pena que exigen. Ha dado ese paso. Lo que está haciendo es confirmar lo que algunos decíamos, lo que yo mismo investigué. Frente a esa valentía, la cobardía del presidente del Gobierno es paradigmática, que diga que esto es una cuestión de seis o siete. Que diga que no sabe si Camps es militante o no, da idea de quién está en el Gobierno en España».

Estos son sólo algunos ejemplos (el primero extraído del digital jurídico Confilegal y el segundo de El Plural) de los elogios lanzados por Baltasar Garzón al exdirigente popular tras su confesión. El magistrado destapó la trama Gürtel y sus colaboradores en el despacho que montó tras ser inhabilitado como juez (precisamente por ordenar unas escuchas en la cárcel de los cabecillas de la red corrupta con sus abogados) están arropando ahora al exdirigente popular en su nueva estrategia de defensa.

Tal y como ayer publicó este diario, uno de los dos letrados que se ha incorporado a su defensa, Manuel Ollé, comparte causas con el ahora abogado Garzón y personal de su despacho, entre ellos el jefe del área de Penal, el exfiscal Juan Barallat, siguió toda la declaración de Costa sentando junto a la mujer del expolítico. Y no ha sido el único miembro del bufete del exjuez que desde que comenzó el juicio ha estado acompañando a la pareja, alguno de ellos identificándose como periodista.

Ollé, que se ha sumado a la defensa que venía ejerciendo Juan Casanueva (quien representó a Costa en el asunto de los trajes, donde fue absuelto), es un estrecho colaborador de Garzón, aunque con despacho propio, en causas como la extradición de Pinochet y la demanda para que Franco y José Antonio «salgan» del Valle de los Caídos.