Serena, didáctica, documentada, proclamando su inocencia y repartiendo estopa tanto a Ricardo Costa como a Vicente Rambla. Así testificó ayer durante más de dos horas quien fuera la gerente del PP en la Comunidad desde 1995, Cristina Ibáñez.
Con aplomo y sin dejar de responder a ninguna pregunta, Ibáñez aseguró desconocer las prácticas que se están juzgando y lanzó el que estaba claro que iba a ser el titular del resumen de su declaración: «Si alguien montó una financiación ilegal, no fui yo».
La exgerente, para quien la Fiscalía pide siete años y nueve meses de prisión, desmintió lo declarado por el exdirigente del PP Ricardo Costa, en el sentido de que fue ella quien les explicó a él y a la exalcaldesa de Elda y senadora Adela Pedrosa el modo de financiar el partido tal y como está quedando de manifiesto en este juicio que se hacía, a lo que apostilló que claro que les indicó cómo hacerlo, «pero de acuerdo a la ley».
A preguntas tanto del juez como de la fiscal, Ibáñez admitió haber recibido dinero en metálico (de Víctor Campos, en «paquetitos» y procedente de donaciones legales) y que lo ingresaba en el banco (lo que Vicente Rambla en su declaración calificó de «chapuza») porque así lo marcaba la ley hasta que cambió a mediados de 2007 para prohibir esas aportaciones.
La acusada describió que su cometido era pagar las facturas «técnicamente correctas» de eventos a los que ella no asistía, pero que era Costa quien daba la autorización. «Mi función era puramente administrativa», puntualizó. Ibáñez relató también cuál era la operativa de los gastos electorales: «había un presupuesto y si se excedía había que pedir autorización a Madrid, aunque después de lo que he oído aquí ya no estoy tan convencida».
A preguntas de las defensas, aseguró que nunca despachó con Rambla y que David Serra «ni tenía cargo orgánico ni firma», por lo que no podía disponer de fondos del partido.
Sobre su relación con Orange Market, la exgerente apuntó que sólo conocía a Cándido Herrero «por las facturas» y a Álvaro Pérez «porque se hacía ver». Precisamente su abogado pidió por la mañana un careo entre su cliente y Vicente Rambla, una prueba que el magistrado rechazó por «improcedente e inútil».
