La exalcaldesa de Elda Adela Pedrosa, tras conocer las manifestaciones realizadas esta mañana por Ricardo Costa, ha enviado el siguiente comunicado a los medios:

Yo, Adela Pedrosa quiero afirmar que las destartaladas acusaciones vertidas hoy contra mi persona por el señor Ricardo Costa no se sostienen de ninguna manera. El señor Costa es muy libre de mentir y de difamar como considere oportuno para intentar defenderse, pero es curioso que algunos utilicen las herramientas de la Justicia para actuar injustamente contra personas que sabe que son inocentes. Allá cada uno con su conciencia.

Ello no es óbice para que afirme que resulta lamentable que su estrategia de defensa y la de otros acusados consista en intentar manchar el honor de personas que no intervinieron en los hechos por los que se le acusa, como es mi caso. Costa atenta contra mi reputación volviendo sobre unos hechos sobre los cuales los tribunales ya resolvieron que no tengo ninguna relación, porque nunca estuve en las conversaciones en las que este señor pudiera estar con los responsables de las empresas en las que trabajara el señor Álvaro Pérez. Tampoco asistí a reuniones con Pérez y Costa, ni le di órdenes, ni estuve en las negociaciones en las que participaran, ni negocié nada. En definitiva, no tuve relación con ninguna de las empresas que están en el juicio.

Por tanto, quiero reiterar que las manifestaciones realizadas por el señor Costa difamándome, son una pura y entera falsedad que, sin duda, son producto de una estrategia de defensa que pasa por lanzar infundios indiscriminados para intentar distraer la atención respecto de los delitos por los que viene siendo acusado y juzgado.

Finalmente, quiero precisar que una conducta de este tipo, lanzando injurias y calumnias indiscriminadamente y a ver si cuela, no es en ningún modo admisible, aunque sea para defenderse en un proceso judicial, por lo que ejercitaré todas las acciones legales que sean procedentes, incluidas las querellas criminales que fuere menester para defender mi honor y mi honradez. Algo que nadie, incluidos los tribunales, han puesto en duda jamás.