Tuvieron todo el mando en el PP de la Comunidad Valenciana y, en algún caso, importantes parcelas de poder dentro del Consell pero ahora, sin embargo, son repudiados por sus antiguos compañeros. La cúpula popular lo tiene claro: abandona a su suerte a sus antiguos dirigentes, recuerda que hace tiempo que «están fuera del partido» y marca distancias: «Estamos hablando de otra época». A la espera de lo que ocurra hoy mismo cuando se reinicie en Madrid el juicio por la financiación ilegal del PP en las elecciones autonómicas de 2007 y en las generales de 2008, la estrategia de la dirección popular es nítida. Desligarse de aquella etapa y tratar de mantener la calma sobre un impacto electoral que puede crecer todavía más con un calendario que en 2018 está plagado de citas judiciales originadas en investigaciones por corrupción que se remontan a la gestión del PP en las instituciones valencianas.

Hay incertidumbre, en todo caso, dentro de las filas del PP sobre la intención de Pablo Crespo, número dos de la trama Gürtel, y de Álvaro Pérez «El Bigotes», el enlace de la red corrupta en la Comunidad, de tirar de la manta y confesar los tejemanejes de la financiación ilegal de los populares para intentar atenuar la pena de prisión a la que se enfrentan, un acuerdo que al cierre de la edición no estaba aún cerrado. El juicio se aplazó el miércoles durante 48 horas con el anuncio tanto de Crespo, antiguo secretario de Organización del PP en Galicia, como de Álvaro Pérez de «aportar datos relevantes a la causa» una vez que se reanude hoy mismo la sesión con la declaración de ambos, que se enfrentan a 22 y 27 años de prisión, respectivamente. Entre los políticos que se sientan en el banquillo, Ricardo Costa, número dos de Francisco Camps en el PP y al que ya apuntó Francisco Correa; David Serra, vicesecretario general; la alicantina Yolanda García Santos, tesorera del PP; o Vicente Rambla, vicepresidente de la Generalitat. Entre los populares se han desatado todas las especulaciones sobre la posibilidad de que los jefes de Gürtel pongan el foco ahora en la figura de Francisco Camps.

Pero la dirección del PP, sea como fuere, se desmarca por completo de sus antiguos responsables. «Ya están fuera del partido. Es una situación que no depende de este equipo de dirección», señalan fuentes populares que subrayan, en cualquier caso, que es un escenario que corresponde «a otra época» y que los responsables se deben someter a la decisión que tomen los tribunales. «No tienen nada que ver con el actual equipo que dirige el PP», insisten. Eso sí, piden que se ponga en cuarentena la versión que ofrecen los «capos» de la trama Gürtel que enmarcan, en exclusiva en una operación para intentar rebajar sus penas. «Ni lo sé ni me corresponde saber si hay pactos», manifestó la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría en una entrevista en la Cope transmitiendo cierta sensación de molestia. «Cualquier gobierno espera que los tribunales juzguen estos hechos con independencia, en condiciones de igualdad y en el máximo respeto por parte de todos», dijo la número dos de Rajoy.

«Es inadmisible que un juicio como éste dure años y años», se quejó Javier Maroto, vicesecretario del PP, en la Sexta. En su opinión, con una «justicia lenta» hay una «sensación de impunidad» y «hay mucha gente cansada de escuchar siempre lo mismo, la misma historia». Tras defender que los que hayan hecho algo, «que lo paguen» para marcar distancia con los exdirigentes del PP implicados, subrayó que las declaraciones que se están produciendo en estejuicio son «de parte», de gente que «quiere defenderse» y «busca lo mejor para su interés personal», en línea con lo que les aconseja su abogado. «A mí lo que me importa es lo que diga la sentencia definitiva de un juez», apostilló Javier Maroto.

¿Impacto electoral de futuro en la Comunidad Valenciana? En la dirección del PP se impone una cierta calma sobre lo que puede ocurrir. Los populares consideran que todavía queda mucho tiempo por delante hasta las próximas elecciones municipales y autonómicas, en las que la amenaza de Ciudadanos se ha convertido en una Espada de Damocles. La dirección del PP cree que hay que esperar. Un año y medio, dicen, es un mundo en política. Y, sobre todo, con un mercado electoral volátil y que decide una cosa u otra en función de cada cita electoral.