La «patata caliente» que tiene entre sus manos el presidente de la Diputación, César Sánchez, con el reparto de las subvenciones «a dedo» cuestionadas por los tribunales se ha convertido en un callejón con una única salida: la negociación. Con una carambola de tintes esperpénticos que se saldó con un plante de toda la oposición, el grupo del PP en la corporación provincial, con la participación activa del propio César Sánchez y del vicepresidente Carlos Castillo además de la única compañía del tránsfuga Fernando Sepulcre, vetó ayer en el pleno de la Diputación el debate de una moción de Compromís -formación que ha impulsado el recurso judicial que ha desembocada en la suspensión de una de estas ayudas directas- para anular de los presupuestos provinciales esos proyectos con financiación gratis total y flexibilidad en la ejecución para los municipios beneficios. Lo aplazó para el próximo pleno, que se tiene que celebrar la última semana de enero. Para entonces, a la vuelta de Fitur, César Sánchez espera trazar una negociación que le permita una salida pactada a este embrollo, en la dirección que ya avanzó este periódico el pasado domingo.

La sesión plenaria de la Diputación, la primera de este 2018, transcurría con absoluta calma hasta que llegó el listado de asuntos fuera del orden del día que, como es norma habitual en este mandato, se incluyó sin ningún voto en contra. Al llegar al apartado de mociones, la secretaria advirtió al presidente de la Diputación que se había saltado dos iniciativas presentadas antes de arrancar el pleno por Compromís. Una para anular las subvenciones «a dedo» y otra para reprobar al presidente provincial del PP, José Císcar, por la multa de Europa como consecuencia de su mala gestión durante su etapa en la conselleria de Educación. César Sánchez rechazó debatir esas mociones al tiempo que ordenó un receso para abordar la cuestión con los portavoces y con sus diputados. En una decisión insólita y con un pleno que se había tornado ya caótico, el presidente de la Diputación defendió la necesidad de votar por segunda vez la inclusión de esas mociones en el orden del día. Alegó que se guiaba sobre un documento que le había entregado el citado Carlos Castillo al término de la Junta de Portavoces del martes y no en el orden del día que había repartido la secretaria de la institución, en el que sí estaban las dos mociones de Compromís. Una «confusión» apuntó el presidente que, en todo caso, se comprometió a que las dos iniciativas se incluirán en el orden del día del próximo pleno, previsto para el 22 de enero. En dos semanas, César Sánchez ya tendrá más claro el margen que le deja su propio partido con un asunto que le ha colocado en el momento más delicado en lo que va de mandato.

La decisión provocó el enfado de toda la oposición con cruces de acusaciones, especialmente, entre los bancos del PP y los de Compromís. «Es una falta de respeto democrático votar algo dos veces», dijo el socialista Chulvi en un comunicado. «Tienen ustedes miedo a debatir. Pánico», le reprochó Gerard Fullana, portavoz de Compromís, al presidente. «Es usted faltón y soberbio. Va de sobrado», le replicó César Sánchez. Toda la oposición abandonó en bloque, lo que marcó la recta final del pleno. Únicamente se quedó junto a los diputados populares el tránsfuga Fernando Sepulcre, que volvió a convertirse durante toda la sesión en la muleta necesaria para facilitar la mayoría del PP en el pleno de la Diputación. De momento, no hay salida a la polémica de las ayudas «a dedo». Pero sólo de momento... Todos coinciden, todavía de puertas hacia dentro, en la necesidad de un pacto que clarifique los criterios de reparto de las subvenciones de los municipios. Ahora falta cuadrarlo.