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Los cuatro relegados en la nueva imagen del socialismo provincial

La dirección de José Chulvi se estrena con la obligación de abordar la crisis de la agrupación de Alicante

Los cuatro relegados en la nueva imagen del socialismo provincial rafa arjones

Nunca un congreso con un candidato único a liderar el socialismo alicantino que, en teoría, se tenía que resolver con un gran acuerdo había dejado tantas heridas abiertas. Anoche arrancó oficialmente la nueva etapa que encabeza el alcalde de Xàbia y portavoz en la Diputación, José Chulvi, con una imagen que deja damnificados, cargos apartados y daños colaterales que el máximo responsable de los socialistas alicantinos tendrá que afrontar casi como primera tarea cuando restan meses para que arranque ya la precampaña de las elecciones municipales y autonómicas de 2019 en una circunscripción, como es el caso de Alicante, clave para las aspiraciones de los socialistas de liderar otra vez un pacto de izquierdas en el Consell.

La nueva configuración provincial del PSPV, desde luego, deja una figurada claramente damnificada: Rubén Alfaro, alcalde de Elda y presidente de la Federación Valenciana de Municipios y Provincias. Este proceso interno ha destapado lo que se venía apuntando desde que arrancó este mandato: la dificultad de Alfaro para trazar un liderazgo propio a pesar de disponer de una plataforma inmejorable como es la presidencia de todos los alcaldes de la Comunidad Valenciana, algo que de momento no ha aprovechado ni para ganar visibilidad ni tampoco para convertirse en un referente del PSPV. Un botón de muestra: durante todo el congreso provincial socialista se movió a remolque del exsenador Ángel Franco sin margen de maniobra para jugar sus cartas en solitario, como le ofreció José Chulvi. Ahora Alfaro se queda aislado, atado a una imagen vinculada a Franco y sin ofrecer ningún síntoma de aprovechar los espacios institucionales de que dispone para tomar otro rumbo.

Entre los cargos apartados de esa primera imagen de la cúpula socialista de José Chulvi, junto a la figura damnificada del primer edil de Elda, además, aparecen el mencionado Ángel Franco, el hombre que sigue manejando los hilos del socialismo en la capital; y el alcalde de Alicante, Gabriel Echávarri, pendiente de los jueces con una doble imputación a sus espaldas. Nunca el grupo que controla los resortes de la agrupación alicantina, envuelta en una eterna batalla campal desde hace dos décadas, había tenido tan poco poder en la estructura del PSPV. Chulvi optó por dejarlos fuera de su ejecutiva con el visto bueno del presidente de la Generalitat, Ximo Puig, después de que Franco, a través de Rubén Alfaro, propusiera al imputado Carlos Giménez -concejal de Personal de Alicante y diputado provincial- como número dos de la ejecutiva. Entre las prioridades de Chulvi, a la espera de lo que resuelven los tribunales con Echávarri, está ir modelando un cambio, primero, en la dirección de la agrupación -la asamblea está prevista para abrir- y, posteriormente, en la lista municipal para las elecciones de 2019. De momento, sin embargo, está descartado disolver la agrupación con una gestora.

Y, finalmente, la cuarta víctima de este proceso, sin duda, es la del alcalde de Elche, Carlos González, golpeado por sus problemas de ubicación como una referencia dentro del PSPV acorde a su importante cargo institucional y en una situación muy complicada después de que Chulvi se haya tenido que apoyar para ganar el poder en el grupo «sanchista» de Alejandro Soler, único militante de la provincia en la dirección federal de Pedro Sánchez, antiguo primer edil ilicitano y aglutinador del grupo contrario al alcalde en la agrupación del PSPV en esa ciudad. Cuatro imágenes de los graves problemas del socialismo en la provincia.

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