Tras una jornada electoral con una participación histórica que superó el 82%, los resultados de las elecciones catalanas repitieron el retrato final previo: el bloque independentista pierde en número de votos -de hecho desciende el número total respecto de 2017- pero mantiene la mayoría absoluta en el Parlament con 70 escaños, dos más que la mayoría absoluta. Con todo, el gran cambio en el mapa político catalán es que Ciudadanos, encabezado por Inés Arrimadas, ganó las elecciones con 37 escaños (12 más que en 2015), tres por encima que Junts per Catalunya (JxCat) que consigue 34. Por detrás se sitúa ERC, que obtiene 32 diputados y que ve relegadas sus altas expectativas: de hecho, la lista de Puigdemont ha vencido a todas las encuestas y superado al partido de su vicepresidente. Dos sorpasos, el de Arrimadas y Puigdemont, para una foto final repetida: la mayoría absoluta del soberanismo en el Parlament.

Los socialistas tampoco cumplieron con sus expectativas y quedaron en cuarta posición con 17 escaños (1 más que en la anterior convocatoria electoral). A partir de ahí, los grandes derrotados. Catalunya en Comú se queda lejos de ser la llave del nuevo Parlament y queda como quinta fuerza con 8 parlamentarios, tres menos que en 2015. Los grandes derrotados sin lugar a dudas son los antisistema de la CUP con 4 diputados (6 menos que en la anterior convocatoria, aunque siguen siendo claves para la mayoría soberanistas) y el PP de Catalunya, que se ve relegado como último partido del nuevo Parlament, con 3 diputados (8 menos).

Se trata de la primera vez que una fuerza no catalanista se impone en unos comicios autonómicos en Catalunya y lo hace tras sólo 10 años de vida parlamentaria. No obstante, la victoria de Arrimadas amenaza con ser estéril a la hora de formar gobierno, como consecuencia de la ajustada mayoría absoluta que revalidan las fuerzas partidarias de la secesión con sus 70 diputados sumados, aunque sean dos escaños menos que los obtenidos en 2015.

La foto que resulta de las elecciones de ayer es una Cataluña de nuevo dividida prácticamente en dos que hace que parece muy difícil reconducir tras los primeros discursos escuchados anoche. Las fuerzas independentistas -Junts per Catalunya, ERC y la CUP- han revalidado el 47% de los votos que consiguieron en las elecciones del 27 de septiembre de 2015 y han superado la barrera de los dos millones de sufragios. Sumadas, las tres listas independentistas alcanzan el 47,58% de los votos, casi el mismo porcentaje que el 47,8% que obtuvieron en 2015. En el bloque constitucionalista, Ciudadanos (25,35 %), el PSC (13,86%) y el PPC (4,22%) suman un total de 43,43%, por encima del 39,11 % que acumularon hace dos años, mientras que los comunes, no alineados en ningún bloque, han caído del 8,94% de 2015 al 7,41%.

Batalla por la presidencia

Queda ahora abierta la batalla por el liderazgo del soberanismo, toda vez que ERC se ha visto superada por Puigdemont quien, no obstante, es rehén de su situación judicial a la hora de intentar ser de nuevo el presidente de la Generalitat. Aunque anoche mismo desde Bruselas volvió a reivindicarse como el presidente legítimo y reclamó su regreso inmediato al Palau de la Plaza San Jaume de Barcelona.

Aunque el PSC mejora en un escaño los resultados de 2015, Iceta no ha rentabilizado su decisión de sumar a su candidatura la formación de Units per Avançar, con la pretensión de sumar los 103.000 votos que los herederos de Unió cosecharon en 2015 no ha producido el rédito esperado ni suficiente para elevar sus aspiraciones. Y Catalunya en Comú también ve devaluado un papel que las encuestas le daban como clave para la formación de un Ejecutivo en Catalunya, independentista o no. El hecho de que JxCat y ERC sumen suficientes escaños como para investir president con la abstención de la CUP les arrebata ese protagonismo.

Los resultados representan también un fuerte castigo al Gobierno central y al PP: la candidatura de Xavier García Albiol se ha visto relegada a la última posición con unos malos resultados que le hacen perder ocho escaños. Se trata de los peores resultados del PP en Cataluña. Además, Rajoy, con la aplicación del 155 no ha conseguido rebajar las aspiraciones de los partidos independentistas.

Como el PP, la CUP también acusa un serio batacazo al descender siete escaños. Sus votos no serían necesarios en un debate de investidura y bastaría con que se abstuvieran para que el presidente fuera eventualmente Carles Puigdemont. Sin embargo, sí son decisivos para una mayoría absoluta de cara a emprender un nuevo proceso de independencia.