Las tensiones internas y el mando del exsenador Ángel Franco han conducido a la agrupación de Alicante -la de mayor afiliación de la Comunidad y un enclave decisivo para la cita electoral de 2019- a un escenario crítico de máxima debilidad y sin poder real dentro del PSPV. La eterna crisis del socialismo en la capital, agravada ahora por el conflicto en el Ayuntamiento de Alicante y los problemas judiciales del alcalde Gabriel Echávarri, ha dejado arrinconada la «familia» apadrinada por Franco que controla el partido desde hace dos décadas en la ciudad. Bajo mínimos en una cúpula autonómica en la que Ximo Puig decidió primar al grupo de afines a José Chulvi, hoy secretario provincial del PSPV; y «borrados» del mapa en la provincia después de que Franco propusiera como vicesecretario general -a través del alcalde de Elda, Rubén Alfaro- al imputado Carlos Giménez, una opción descartada de plano por Chulvi pero que dinamitó el congreso.

Un cónclave, celebrado el pasado domingo en la Universidad de Alicante, que desde luego volvió a dejar abierta y sin resolver la herida del partido en la capital. Y que tampoco envió a Franco ningún mensaje positivo. Todo lo contrario. Los que recibió apuntan claramente a que la cúpula -tanto en València como ahora con Chulvi en Alicante- trabaja con nuevos actores y con un objetivo distinto para poner orden en una ciudad clave para la cita electoral de 2019. Por lo pronto, la negativa a incluir al imputado Carlos Giménez en la ejecutiva como número dos, origen del conflicto que provocó el estallido del congreso, fue decisión no sólo de Chulvi sino también del propio presidente Puig, que no quería a nadie del gobierno municipal de Alicante en la dirección del partido. Y menos a Giménez, imputado junto al alcalde de Alicante por el despido de la cuñada del portavoz municipal del PP.

Aquellos que sí entraron en la nueva ejecutiva provincial como Mari Ángeles Rochel, la nueva vicesecretaria general; o Toni Mira Perceval, antiguo responsable de Juventudes Socialistas en la ciudad están claramente identificados con las posiciones contrarias al exsenador que, en cualquier caso, no tiene absolutamente a nadie en la dirección provincial después del fracaso que ya le supuso el congreso de los socialistas valencianos celebrado este verano en Elche cuando apenas colocó a un par de peones. Pero, además, en un gesto que no ha pasado desapercibido, la lista al comité provincial -un puesto que no concede ningún poder pero que sí tiene un cierto simbolismo- la encabeza la concejala alicantina Sofía Morales, la edil del equipo de gobierno que se encuentra, sin duda, más alejada del entorno del «franquismo» y del núcleo duro del exsenador.

Con todo eso, finalmente, el voto en contra que Ángel Franco pudo concitar después de bloquearse las negociaciones tras surgir la propuesta de Carlos Giménez fue un 20% en contra de la ejecutiva que puso sobre la mesa el nuevo secretario general del PSPV en Alicante con el apoyo de una parte importante de los seguidores de Ximo Puig y del «sanchismo» de Alejandro Soler. Evidencia de que, en estos momentos, el sector que ha intentado aglutinar Franco no tiene recorrido en la provincia. «Chulvi prefirió pasar cuatro horas malas en el congreso que tener cuatro años por delante con problemas», definió un dirigente socialista el movimiento del nuevo líder del PSPV en Alicante.

Precisamente, el alcalde Echávarri, en un segundo plano para este congreso en el que ni siquiera optó a ser delegado, salió ayer a la palestra para reprocharle a Chulvi los primeros movimientos que ejecutó en el congreso provincial del pasado domingo. «Yo hubiera hecho las cosas de otra manera», dijo en unas declaraciones citadas por Efe para echarle en cara al también portavoz en la Diputación su decisión de dejar fuera a los afines a Franco de la ejecutiva. «En un congreso por aclamación, todo el mundo debe estar representado», protestó el alcalde, para aclarar, sin embargo, que Chulvi cuenta con todo su «apoyo» y defender, acto seguido, el peso institucional de su figura como alcalde. «Detrás de Ximo Puig yo soy el cargo (socialista) elegido por designación directa más importante de la Comunidad y Alicante es la segunda alcaldía en importancia gobernada por un socialista, solo después de Sevilla», zanjó el munícipe. El portavoz municipal de Compromís, Natxo Bellido, terció en la polémica con la diana puesta en el primer edil alicantino: «Los socialistas han dejado claro que Echávarri no les vale para los puestos de partido. ¿Por qué si que vale, entonces, para la Alcaldía y le mantienen?», hurgó Bellido.

El congreso provincial, desde luego, certificó que la crisis de la agrupación de la ciudad de Alicante no sólo está lejos de resolverse sino que, además, crece por momentos y continuará tanto en los congresos comarcales como en las asambleas locales. El presidente de la Generalitat, Ximo Puig, tiene plena confianza en la iniciativa que pueda tomar el propio Chulvi para buscar una salida en la capital. Tiene carta blanca para afrontar el problema. El nuevo secretario provincial del PSPV quiere abrir una ronda de contactos para abordar la situación y tomar medidas para tratar de sacar a flote el partido. Ferraz tendrá un ojo en esa operación. El nuevo responsable del aparato territorial socialista en Alicante es el alcalde de El Pinós, Lázaro Azorín, hombre de la confianza de Alejandro Soler, único dirigente provincial en la ejecutiva federal e integrado en Madrid en el equipo de política municipal.