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Análisis

La deuda pasa a ser la segunda conselleria mientras el modelo de financiación encalla

El coste en intereses y amortización asciende ya a 5.157 millones - Los ingresos por el sistema de financiación suben un 0,83% frente al 3,98% de la media estatal

Vicent Soler y Cristóbal Montoro.

No es casual que el dueño de la caja del Consell, Vicent Soler, insistiera ayer en la necesidad de la mutualización de parte de la deuda valenciana. Los números cantan. El coste anual de esta la sitúa ya como la segunda conselleria por su volumen: 5.157 millones son las obligaciones de deuda a las que la Generalitat tendrá que hacer frente en 2018, cuando la cifra este año era notablemente inferior (3.833 millones, un 25% menos).

Hasta este año, el servicio de la deuda era la tercera conselleria (figuradamente) por detrás de Sanidad y Educación. El ejercicio próximo adelanta al departamento de Vicent Marzà holgadamente, a pesar de que el presupuesto para enseñanza asciende hasta 4.720 millones.

Dicho de una manera que posiblemente se entiende mejor: una de cada cuatro euros de la Generalitat (el 26%) se irá en 2018 a amortizaciones e intereses.

Dicho de otra manera un poco más dramática quizá: la subida de la deuda y de los intereses en las cuentas del año próximo supone casi el 60% del aumento total del presupuesto. O sea, que en 2018 el ejecutivo valenciano contará con bastante más dinero (2.200 millones más), pero buena parte de este (1.324 millones) no será útil para los ciudadanos, porque se irá al coladero de la deuda.

Así se comprende que el catedrático de Economía Soler, con las formas más de un resabiado profesor que de un conseller, aconsejara a los periodistas que se agarraran a sus butacas al presentar las cifras (deprimentes) de la infrafinanciación valenciana.

Porque lo peor del caso es que, pese a que supuestamente ya nadie duda de esta situación de discriminación (ni el Ministerio de Hacienda), las previsiones del modelo de financiación estatal para la Comunitat Valenciana en 2018 son negativas una vez más.

«¿Qué cocina de los datos habrán utilizado en el ministerio?», se preguntó de manera airada el conseller tras exponer unas cifras cuya conclusión es que el territorio valenciano recibirá 84,3 millones más que en 2017 (de 10.183,1 a 10.267,4 millones) a pesar de que la previsión de crecimiento económico es superior a la de la media española.

Dicho de otra manera, el Gobierno de Mariano Rajoy prevé que el aumento de ingresos para la C. Valenciana por el modelo de financiación en 2018 sea del 0,83%, mientras que la media del total de autonomías es un incremento del 3,98%.

Y eso cuando el crecimiento previsto por la Generalitat para la economía valenciana es del 3,1% frente a un 2,6% de media española.

Sin cultura federal

Para Soler, con estos datos queda patente que no existe «un mínimo de cultura federal» entre quienes tienen en la actualidad la llave de la financiación autonómica.

No todo es un desastre en cuanto al sistema de financiación, el conseller dejó una buena nueva en su comparecencia con motivo: el ministerio ha convocado la primera reunión de la comisión técnica para la reforma del modelo. Será mañana, tres meses después de que el comité de expertos presentara su informe con propuestas para un nuevo sistema. Tres meses de bloqueo que hacen cuestionable que pueda haber un nuevo modelo en 2017, que fue el compromiso de Rajoy durante la conferencia de presidentes autonómicos en enero pasado.

Un dato más en el drama de los ingresos de la Generalitat: como el techo de déficit autorizado por el ministerio se reduce del 0,6 al 0,4 %, el déficit autorizado para 2018 se reduce en 200 millones con respecto a 2017 (de 657 a 457).

Soler se mostró reivindicativo al respecto. Considera que mientras no haya nuevo sistema de financiación, «tenemos todo el derecho» a mantener un déficit en torno al 1,7 %. «Podemos tener la conciencia bien tranquila mientras no gastemos más que la media», aseveró.

Si no, zanjó el conseller, es imposible promover cambios en la economía productiva, uno de los compromisos del Govern del Botànic y uno de los asuntos en los que aprieta con fuerza Podemos.

Al final, una de las conclusiones de las cuentas presentadas ayer es que son las terceras del ejecutivo del cambio, las últimas para un ejercicio completo (en mayo de 2019 toca desempolvar urnas), y Ximo Puig y Mónica Oltra han tenido claro que había que exprimir la caja hasta más allá de lo posible para que se note el vuelco político, cumplir compromisos y reducir los posibles colectivos damnificados.

La «doble estafa» del FLA

Y todo ello, con el lastre de la infrafinanciación autonómica. El alivio dispuesto por el ejecutivo central para esta situación es el Fondo de Liquidez Autonómica (FLA).

Para Soler, según los datos aireados ayer, es otro motivo para acrecentar el drama financiero valenciano. Es una «doble estafa», dijo. No solo porque es un préstamo que hay que devolver, sino porque incluye intereses (bajos) que hay que pagar. Ahora el tipo es del 0,83%, porque solo hubo un año de interés 0 para el FLA. «¿Saben cuál fue?», preguntó. Exacto, 2015, el de las elecciones autonómicas, se contestó.

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