Al alcalde de Elda y presidente de la Federación Valenciana de Municipios y Provincias (FVMP), Rubén Alfaro (Elda, 1979), le ha dado tiempo en mandato y medio a bregarse como referente político de la oposición de su pueblo, saltar al ámbito institucional con su cargo en la federación de municipios, a crecerse ante tu partido y sus vecinos con un talante abierto y cercano y a postularse ahora a candidato a la secretaría general del PSPV de la provincia.

Al igual que su rival en las primarias, José Chulvi, el regidor eldense se ha forjado un trabajo político ganado a pulso en la oposición municipal para recuperar una alcaldía histórica para la formación del puño y la rosa. Procedente de las Juventudes Socialistas, lidió con la exalcaldesa de Elda, Adela Pedrosa, con unas condiciones muy duras para su grupo político, con pocos medios y muchas ganas. Y como cabeza de lista del partido consiguió dos «logros»:el de los peores resultados en mucho tiempo de su partido en Elda, pero también, neutralizar al PP con su peor cosecha de votos en toda su historia. Eso y los pactos electorales le convirtieron en alcalde.

Alcanzado ese puesto, Ximo Puig premió su perfil con la versión más institucional del PSPV en la provincia. Elegido presidente de la FVMP con el apoyo de los alcaldes de su partido y de Compromís, Rubén Alfaro ha conseguido proyección y puntos a favor. Pero tiene detrás la mano del exsenador Ángel Franco, quien le ha ayudado a mantenerse en el candelero, pero que a su vez le hace un flaco favor. Esa foto de la noche de las últimas primarias autonómicas celebrando la victoria de Puig junto a Franco y al alcalde de Alicante, Gabriel Echávarri, le perseguirá durante todo el proceso. Aunque Rubén Alfaro trata de quitarse de encima esa imagen, Franco avala la candidatura, aún no oficial, del regidor eldense y eso juega en contra de pactos con el sector «sanchista» que lidera Alejandro Soler en la provincia, ya que pese a la amistad que les une a los tres, el «sanchismo» y los de Franco cuentan con vetos mutuos que hacen bastante inviable el alcanzar acuerdos. Es el gran problema del socialismo en Alicante: las familias.

El alcalde de Elda, a quien impulsó el «lermismo» desde sus inicios, ha hablado con Chulvi de seguir en buena sintonía durante todo el proceso congresual del partido. Es de cercanía vecinal; se le suele ver en numerosos actos municipales, vecinales o festeros por muy pequeños que sean. Es socio activo de la Comparsa Estudiantes de Elda y amante de la música festera. Como primer edil, le gusta recurrir a acuerdos con otros grupos, de los que hacía mucho tiempo que no se veían en el Consistorio, aunque se le critica desde la oposición que no tenga proyectos especialmente ambiciosos. Quizás, dicen los que lo defienden, es que no es un «vende humos» cargado de anuncios que nunca llegan. Prefiere el realismo al cuento.

La cuna de Franco y Lerma

Se puso de perfil en un principio, en las primarias de mayo entre Pedro Sánchez y Susana Díaz, y finalmente se pronunció a favor de la presidenta andaluza destacando que su proyecto era más municipalista. Dice algún socialista que tiene su voluntad atada a las direcciones de Valencia y, como no, a la de Ángel Franco, y que más autonomía le convertiría en un animal político de carácter afable y cercano. Quizás su problema sea esa dependencia de cuna.

Alfaro es el exponente del cisma dentro del grupo que apoyó a Ximo Puig en el último proceso en el que el jefe del Consell revalidó al frente del socialismo valenciano. Es la figura clave que evidencia que Franco tiene un peso, un núcleo propio incondicional y una influencia en el partido que a su vez genera importantes rechazos en la organización.