El presidente de la Generalitat, Ximo Puig, aprovechó su intevención en el Debate de Política General, foro que arranca el curso político en la Comunidad y que se inició ayer en las Cortes como punto de partida de la segunda mitad del mandato, para dar carta de naturaleza a un proyecto que llevaba meses madurando. La creación de un gran centro de economía digital e inteligencia artificial que se instalará en la Ciudad de la Luz, una vez que se ha llegado a un acuerdo con la Unión Europea que permite utilizar parte de las instalaciones para generar actividad que no esté ligada al cine. Una iniciativa que, durante la primera sesión del debate, bautizó como «Distrito Digital» y que, adelantó, estará dedicada a proyectos educativos, de comercio y de turismo, un sector económico que el presidente garantizó que tendrá todo el apoyo del Consell como motor de actividad en la Comunidad.

Ese fue el principal anuncio que realizó Puig vinculado a Alicante durante un extenso discurso -se acercó a las dos horas y que, salvo alguna cita concreta referida a la Vega Baja, articuló íntegramente en valenciano- en el que las referencias a la provincia tuvieron un papel destacado y en el que sacó pecho de la política social de la gestión que comparten los socialistas y Compromís. Así y todo, el presidente aseguró huir del «triunfalismo». Y por ello, en esa clave, se comprometió a un incremento de los recursos -un tercio en el caso de Alicante- para acabar con el atasco en la concesión de ayudas a la Dependencia. Y, además, garantizó que los presupuestos autonómicos de 2018, que deben presentarse en las Cortes antes de final de mes, incluirán un notable incremento del gasto social que, por ejemplo, duplicará la inversión en el plan Avalem Joves para facilitar la inserción laboral de 8.000 jóvenes de la Comunidad para rebajar aún más una tasa de paro que, apuntó Ximo Puig en la tribuna de oradores, es la más baja desde el año 2009.

La Sanidad y la Educación, dos de las principales competencias de la Generalitat, ocuparon buena parte de la intervención del jefe del Consell. Sobre la gestión del departamento de Carmen Montón, Puig insistió en la obligación de volcarse para acabar con las listas de espera con medidas entre las que citó la apertura inmediata de quirófanos en Elche y Sant Joan. Pero además, igualmente, anunció inversiones inmediatas como la reforma del centro de especialidades de la Calle Gerona en Alicante, ahora masificado, obsoleto y que lleva años esperando su mejora. Y, como continuación al deseo que mostró durante el debate de hace un año, el presidente reveló que, de inmediato, se recuperará la concesión privada del Hospital de Alzira y se iniciará ya el rescate de la gestión sanitaria en la comarca de la Marina Alta.

En materia educativa, el jefe del Consell lanzó uno de los compromisos de más calado de su discurso. El cierre de Ciegsa carcomida por la corrupción y la mala gestión de la etapa del PP obligó a la conselleria que dirige Vicent Marzà a asumir los nuevos proyectos de obras para reformar y construir colegios. Ese movimiento forzado colapsó los trámites, una situación con la que ahora el Consell del Botànic quiere acabar. ¿Cómo? Colaborando con los municipios. Cada administración local podrá iniciar los trámites para mejora o modernización, nuevas instalaciones o acabar con barracones. Las certificaciones las abonará la Generalitat con una inversión de 700 millones, con los que se prevén construir 200 centros nuevos y reformar medio millar en dos años.

Y junto a eso descartó dar marcha atrás con el plurilingüismo, uno de los puntos más polémicos de la gestión del Botànic, especialmente, en Alicante. Defendió que los alumnos deben salir del colegio manejando, como mínimo, el castellano y el valenciano -las dos lenguas oficiales- además del inglés. Ximo Puig reclamó, en alusión a la guerra judicial del PP con este asunto, una «rectificación». «No quiero pensar que haya partidos políticos o grupos de interés que estén en contra de que los niños sepan castellano, valenciano e inglés», subrayó Puig en un respaldo explícito al conseller Marzà y en un ataque, se quejó, de los que sólo buscan un interés «partidista» en este asunto. Aún hizo el presidente otros dos anuncios de magnitud con sabor alicantino: la instalación inmediata de una sede del Institut Valencià d'Art Modern en Alcoy y la petición a Madrid para una reducción de las tarifas de agua desalada para los regantes.

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