Un reencuentro pacífico y sin rencor. El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, y el líder del PSPV, Ximo Puig, se volvieron a ver ayer tú a tú más de un año después. En todo ese tiempo, las relaciones entre ambos se agrietaron, hubo traiciones, Sánchez tuvo que dimitir y se vivió una campaña de primarias federales a cara de perro. Ayer, sin embargo, ambos quisieron pasar página y, al menos de cara a la militancia, firmaron la paz. El primero en rebajar la tensión fue el secretario general del PSOE. Instantes después de subirse al escenario, Sánchez disipó cualquier atisbo de duda. «Quiero felicitarte muy especialmente. Tú eres mi secretario general. Vas a contar con mi apoyo y el de todos los socialistas de España para que en 2019 vuelva a haber un gobierno de izquierdas en la Comunidad. Vais a contar con el apoyo del nuevo PSOE que salió de las primarias». Así, con esas palabras, el dirigente socialista firmó la tregua a pesar de que Puig fue uno de los artífices de su dimisión.

Sánchez también tuvo palabras de cariño para Rafa García, considerado como el candidato del «sanchismo» en las primarias nacionales. Tras censurar esa lectura, el líder socialista alabó al rival de Puig en el proceso interno, le felicitó por su campaña y agradeció «la unidad» que ahora está proclamando. Y zanjó: «Hay un único ganador (en las primarias), el PSPV». La sala prorrumpió entonces en aplausos.

Acto seguido, el secretario general desgranó cuáles serán sus prioridades para las autonomías del Arco Mediterráneo, en general, y la Comunidad Valenciana, en particular. La primera de ellas será la aceleración y finalización de las obras del Corredor Mediterráneo. La segunda, «corregir el déficit histórico de inversión que sufre la Comunidad». La tercera, una reforma urgente del modelo de financiación autonómica con el fin de que las comarcas valencianas dejen de estar discriminadas. La cuarta, el impulso de un nuevo modelo económico que potencie la creación de empresas comprometidas con el medio ambiente y las energías limpias. Y la quinta, convertir las zonas del Mediterráneo en un espacio de solidaridad, reivindicando que España sea tierra de acogida para refugiados.

Hasta ahí llegó la parte «valenciana» del discurso. A partir de ese momento se centró en la política nacional y cargó con dureza contra el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy. «Es el primer presidente de la historia democrática que tiene que comparecer para hablar de casos financiación irregular», proclamó, en alusión a la comparecencia del presidente en la Audiencia Nacional, en calidad de testigo, por el caso Gürtel. Sánchez recrudeció sus palabras, exigió por enésima vez la dimisión del jefe del Ejecutivo y le tildó de «contorsionista». «Oculta la cabeza con la corrupción y saca pecho cuando toca hablar de la precariedad laboral y la desigualdad», continuó, a la vez que se preguntó: «¿Qué ejemplo está dando el presidente del Gobierno a nuestros hijos?».

Aprovechando su presencia en la Comunidad, el dirigente socialista ha focalizado parte de su discurso en la corrupción. No tanto para censurar la multitud de casos en los que se ha visto envuelto el PP valenciano durante los últimos años -únicamente citó ayer al expresidente Francisco Camps-, sino para atacar a los populares a nivel nacional: «Está acorralado por la corrupción (Rajoy) y no tiene fuerza para sentarse en los foros internacionales y europeos, ni para defender un cambio de las políticas sociales y económicas que necesita Europa».

La inestabilidad política en Cataluña también centró una parte de su intervención. Una vez más, cargó contra Rajoy por su «inmovilismo». «No queremos que Cataluña sitúe s Cataluña fuera de la legalidad. Hace falta ley, pero también política. Le dije a Rajoy que si daba un paso adelante, el PSOE estaría con el gobierno. Pero no lo ha hecho», sentenció.

Sánchez, por último, hizo un llamamiento para unir a la izquierda con el objetivo de desbancar al PP del Gobierno en las próximas elecciones generales: «El nuevo PSOE será la izquierda valiente. Vamos a construir una gran alianza social con sindicatos, asociaciones que pelean por el cambio climático y colectivos feministas y vecinales. Mi voluntad es unir a la izquierda social».