El congreso de los socialistas valencianos que ratificará el liderazgo de Ximo Puig al frente del PSPV y que elegirá a la ejecutiva que conducirá al partido hasta los comicios autonómicos de 2019 arrancará esta tarde en Elche con la evidencia de que una nueva hornada de dirigentes -también entre los cargos de la provincia de Alicante- toma definitivamente el mando de la organización. Y con un gesto de distensión entre el jefe del Consell y Pedro Sánchez, que será el encargado de la inauguración después de que la relación entre ambos saliera muy tocada de la lucha por el control de Ferraz. Será el primer cónclave que celebra el PSPV después de dos largas décadas en la oposición y en el que, por tanto, las políticas que se aprueben, contenidas en una ponencia que tiene un marcado perfil valencianista, se podrán desplegar a través de la Generalitat y desde los principales gobiernos municipales.

El jefe del Consell y secretario general del PSPV, Ximo Puig, aún no tiene completamente cerrado el organigrama de una ejecutiva en la que, como avanzó este periódico, todos sus miembros -alrededor de 40- tendrán un área de acción política a su cargo. Eso les obligará a tener que rendir cuentas. Pero Puig reclama un compromiso todavía mayor. Todos los componentes de los órganos de dirección de los socialistas valencianos que salgan del congreso de este fin de semana tendrán que rubricar un código ético y, además, podrán ser relevados de su puesto en el caso de reiteradas faltas de asistencia por acuerdo del comité nacional del PSPV. Una resolución con la que el presidente de la Generalitat quiere tratar de evitar algo que se venía produciendo hasta ahora. Miembros de la dirección socialista a los que, por ejemplo, se les adjudicaba una vocalía sin trabajo concreto y que limitaban su asistencia casi a la constitución.

La imagen del cónclave, que Ximo Puig aún tiene que rematar en las próximas horas, en todo caso, encumbra a una nueva hornada de dirigentes. Al margen del propio Puig, la exdiputada Juana Serna como presidenta y de Manolo Mata, síndic en las Cortes, en la vicesecretaría, el titular de la Generalitat entregará el mando real del PSPV a una nueva hornada de dirigentes. El jefe del Consell tiene esbozado un núcleo directivo -bautizado como secretariado- del que colgarán una docena de áreas con coordinadores. En la que hasta ahora dirigía Alfred Boix habrá competencias divididas: José Muñoz, portavoz adjunto del grupo en las Cortes, asumirá Organización; y Toñi Serna, diputada autonómica por Alicante, se hará cargo de Acción Electoral. De ellos dos «colgarán» varías secretarías con responsabilidad compartida. Para el nuevo equipo económico de la dirección -bajo el nombre de Crecimiento Económica y Ocupación-, Puig contará con Blanca Marín, número dos de esa conselleria y exconcejal del Ayuntamiento en Alcoy. Acción Territorial la asumirá Carlos Fernández Bielsa, alcalde de Mislata; y la portavocía, junto a Comunicación, será para Jorge Rodríguez, alcalde de Ontinyent y presidente de la Diputación de València. Justicia Social será para la diputada Concha Andrés. Y Francesc Colomer, secretario autonómico de Turismo, será el responsable de un laboratorio de ideas que será una fábrica de proyectos de futuro.

Rosa Peris se hará cargo del área de Igualdad, un puesto que ya desempeñó en el mandato que ahora termina y que tiene una enorme importancia en la actual estructura socialista. Otro dirigente alicantino que también será premiado será el alcalde de Xàbia y portavoz socialista en la Diputación de Alicante, José Chulvi. No sólo será el encargado de presidir todos los trabajos del congreso sino que, además, será el responsable de coordinar una secretaría clave para el desarrollo del proyecto político del PSPV y que estará vinculada al valencianismo y el federalismo, ideario clave para los socialistas de acuerdo al texto de la ponencia marco. Ese gesto con Chulvi no es una cuestión menor. Puig da cancha en este congreso y en la ejecutiva al líder del grupo en la corporación provincial alicantino, la única gran institución junto a la Diputación de Castellón bajo mando del PP y el principal ariete de oposición al Consell. Es un movimiento estratégico de calado.

La figura de Chulvi, de la citada Toñi Serna o de la alcoyana Blanca Marín, junto a alguna incorporación más que Puig no tenía todavía cerrada, supone dar un lavado de cara al socialismo en la provincia -no parece, por ejemplo, que el grupo de Ángel Franco en la ciudad de Alicante vaya a salir fortalecido de este envite- y adelanta un movimiento para trasladar ese relevo generacional también a la estructura provincial y a los municipios, un proceso que se tendrá que acometer una vez que se cierre el domingo este congreso del PSPV. Un cónclave que tendrá en su arranque dos citas de enorme interés. La jornada comenzará, después de la comida, con la constitución del congreso; la elección de la mesa que presidirá el citado Chulvi; la salutación del alcalde de Elche, Carlos González; la proclamación de Ximo Puig como secretario general del PSPV, tras los resultados de las primarias del pasado 16 de julio; y, finalmente, se cerrará con el debate y votación del informe de gestión, un episodio que servirá como termómetro del peso que retiene el «sanchismo» y de la contestación interna real a la que se enfrenta la nueva ejecutiva de Puig.

Entre la proclamación del jefe del Consell para un segundo mandato al frente del PSPV y el debate del informe de gestión, llegará uno de los platos fuertes de la jornada: la intervención de Pedro Sánchez. Fuentes próximas al presidente de la Generalitat aseguraron que habrá distensión a pesar de que ambos dirigentes hace meses que no mantienen una buena relación. Volverán a aparecer juntos, de hecho, después de más de un año. La última vez fue en las elecciones generales celebradas a mediados del pasado 2016. Habrá imagen de Puig y Sánchez juntos e, incluso, hay reservada cena en un restaurante de Torrellano con toda la ejecutiva saliente, entre otros, y a la que está invitado el líder del PSOE que, en cualquier caso, no es seguro que se vaya a quedar. Tiene previsto volver a Madrid sin pernoctar en la provincia tras acudir a un congreso clave para el PSPV: el que marcará la línea para las elecciones de 2019.