Giro del socialismo valenciano. La ponencia que se debatirá en el congreso que el PSPV celebrará a finales de mes en Elche supone un viraje estratégico de 180 grados en la línea ideológica de un partido que se autodefinirá como socialdemócrata, federalista «asimétrico» de acuerdo con las competencias de cada territorio, alejado del «sucursalismo», con un perfil propio frente a Ferraz y de «máxima obediencia valenciana» con un único objetivo: mejorar las condiciones de vida de los ciudadanos del «Sènia al Segura». Esto es, de Vinarós a Pilar de la Horadada. Y además con un instrumento que pretende alargar, al menos otro mandato: el Pacte del Botànic. El documento, colgado ya en la página web del partido para su debate en las asambleas que deben elegir a los diputados que participen en el cónclave y bautizado con el nombre la «Vía valenciana», coloca el nuevo proyecto de Puig en una línea similar a la del Partit dels Socialistes de Catalunya (PSC) más «maragalliano» -el ubicado en el catalanismo político- con argumentos, incluso, de un discurso de corte presoberanista que podrían llegar a suscribir, sin ningún problema, cargos políticos del ala más nacionalista de Compromís.

«Queremos un proyecto valencianista que reivindique más autogobierno, más financiación y más cohesión social», proclama la ponencia que eleva el tono, en buena medida, del discurso que el presidente de la Generalitat, Ximo Puig, ya trataba de imprimir desde que llegó al Palau. El texto reivindica iconos como la figura de Joan Fuster, el gran referente del valencianismo político progresista; la singularidad territorial e identitaria desde los tiempos de Jaume I en 1238; la constitución como nacionalidad histórica para «alejarnos» de posiciones «sumisas» y «no diluirnos como pueblo»; y al final la «construcción» de un proyecto de «País Valencià», término que utiliza de forma completamente habitual el documento alternándolo con el de Comunitat Valenciana, que también se cita en diferentes pasajes y que, como se recordará, es la denominación oficial, conforme recoge el Estatuto de Autonomía.

«Nuestro valencianismo es heterogéneo. Y eso debe ser percibido como una riqueza, entendiendo que las diferentes identidades no son incompatibles y que todas ellas son necesarias para la reconstrucción de nuestro país. (...) Todos somos valencianos y tenemos que confluir en una identidad que construya un proyecto de país en conjunto», recoge el texto en uno de los párrafos que puede servir como síntesis del ideario que pondrá sobre la mesa el PSPV en este segundo mandato interno de Ximo Puig después de su victoria en las primarias frente a Rafa García, alcalde de Burjassot y el hombre que contaba con el respaldo de Pedro Sánchez, con el que también marca distancias el documento, especialmente, en el funcionamiento interno de la organización.

El texto de la ponencia, de acuerdo con el resultado de las primarias, supone la victoria de los postulados más valencianistas del PSPV -siempre se ha hablado de las dos almas del partido- en un momento en el que Puig mantiene un discurso frontal de reivindicación frente a Madrid y en el que, además, el jefe del Consell apenas tendrá peso en Ferraz, copado por el grupo que venció las primarias junto a Pedro Sánchez. De hecho, la ponencia refuerza gran parte del discurso de la Generalitat en dirección a la Moncloa: mejora de la financiación autonómica, ejecución del Corredor Mediterráneo y compensación por un déficit de inversiones o el modelo federal. Pero también supone un refuerzo total y sin fisuras de la gestión del Pacte del Botànic, cuestionada por el «sanchismo» durante la campaña de las primarias en las que Rafa García llegó a asegurar que el acerdo con Compromís como socio de gobierno y Podemos en su condición de apoyo parlamentario estaba, a dos años de las elecciones, «amortizado».

La ponencia respalda todas y cada una de las políticas del Consell del Botànic sean de un conseller del PSPV o de Compromís. Desde el plurilingüismo o la ordenación de los conciertos en Educación hasta el rescate de la sanidad privada pasando por el cambio del modelo productivo, la gestión de bienestar social, la transparencia o el compromiso de garantizar la normalidad en el uso del valenciano. Y además hace una apuesta clara por la continuidad. Cree el documento que el actual modelo de partidos autonómico ha llegado para quedarse y apuesta por mantener los pactos de izquierda tras las elecciones de 2019.