La Diputación mostró, una vez más, su doble cara. Una institución que tiene un importante volumen de liquidez que se permite, mediado el ejercicio, lanzar un nuevo plan de inversión financiado con remanentes para impulsar casi noventa obras valoradas en 15 millones. Y a la vez la eterna polémica sin resolver: reparto de subvenciones «a dedo» concedidas de forma directa y discrecional sin criterios objetivos. El presidente de la Diputación, César Sánchez, anunció ese nuevo programa inversor -bautizado como Plan Vertebra- con el que intenta demostrar que desde la institución provincial se puede gestionar con más eficacia el dinero público que con el modelo del Fondo de Cooperación de la Generalitat. Será una aprobación «exprés»: antes de final de semana se debatirá el listado inversor en comisión y el pleno se marcará para el día 26, de manera que el equipo de gobierno de César Sánchez se marchará de vacaciones con el reparto ya oficializado.

Las obras a tramitar con el Plan Vertebra -un total de 88- están divididas en cuatro bloques. Conexiones por carreteras y caminos entre localidades, especialmente, del interior de la provincia con una inversión de 4,5 millones. Actuaciones relacionadas con el ciclo del agua, a las que se destinarán un total de 4,1 millones. Otros 4,4 millones se dedicarán a obras ambientales, entre ellas, la adecuación del entorno del pantano de Elche con un millón de inversión, como petición extraordinaria realizada desde ese consistorio que también se lleva otra actuación y que recibirá, en total, 1,2 millones. Y, finalmente, dos millones a proyectos turísticos con la construcción, entre otras actuaciones, de un parque en Benidorm o la adecuación, aún sin presupuestar, de rutas turísticas en los ríos Serpis y Girona. Es en este último apartado donde se concentran ayudas concedidas «a dedo» que se puedan considerar como un reparto de subvenciones nominativas encubiertas: 200.000 euros para un plan de señalización en Almoradí, municipio en el que se produjo recientemente una moción de censura a favor del PP; o otros 200.000 para otra obra directa de la que sale beneficiado Mutxamel, localidad de la que es primer edil el diputado Sebastián Cañadas.

Al término del pleno de la Diputación el presidente César Sánchez presentó el listado con las inversiones a los portavoces de la oposición y, en principio, no se puede descartar que la propuesta cuente con un amplio consenso más allá del respaldo del tránsfuga Fernando Sepulcre. Únicamente se quejó Raquel Pérez, portavoz de EU, por la premura a la hora de entregarle la información. El presidente de la Diputación detalló que, a lo largo de este año, el equipo de gobierno del PP impulsará actuaciones este año por importe de casi 88 millonese en inversiones locales, con lo que en su opinión existe un nivel de cooperación con los municipios superior al desplegado por la Generalitat.

El debate sobre las subvenciones «a dedo» que contiene este Plan Vertebra saldrá, con toda seguridad, durante la tramitación del proyecto en la institución provincial durante los próximos días. Pero la cuestión de la objetividad en la distribución de los fondos provinciales volvió a surgir en el pleno de ayer con la concesión de una subvención «a dedo» de casi 800.000 euros para que Busot, el pueblo de Alejandro Morant, vicepresidente tercero de la Diputación, construya un pabellón. «Las hay y las habrá», zanjó Morant sobre este tipo de ayudas directas.