Los socialistas valencianos afrontan hoy unas primarias clave para su futuro. Por primera vez en los últimos 20 años, el PSPV afrontará la renovación de su liderazgo con el partido al frente de la Generalitat. Dos candidatos aspiran hoy a asumir el timón de la federación valenciana. Por una parte, el jefe del Consell y actual secretario general del PSPV, Ximo Puig. Y, por otro, el alcalde de Burjassot y candidato del «sanchismo», Rafa García. Ambos se miden hoy en una cita fratricida que se prolongará a lo largo de toda la jornada. En total, más de 18.200 militantes están llamados a las urnas en 273 agrupaciones locales de Alicante, València y Castellón. Las votaciones se abrirán a las 10 horas y los afiliados podrán ejercer su derecho al sufragio hasta las 20 horas. En municipios con censos bajos, por su lado, habrá horario reducido y se podrá votar o bien de 10 a 14 horas, o bien de 16 a 20 horas. Y será alrededor de las 21.30 horas cuando se conocerá quién de los dos se impone en el proceso.

Las primarias no han sido fáciles ni para Puig ni para García. Especialmente duras han resultado para el presidente de la Generalitat. A pesar de haber desbancado al PP hace ya dos años del gobierno autonómico -por vez primera en dos décadas- y de haber sorteado hasta ahora conflictos graves con sus socios de Compromís en el Consell, Ferraz decidió «plantarle» un rival. Y es que Pedro Sánchez no olvida que Puig fue uno de los artífices de su caída. El presidente de la Generalitat se posicionó del lado de Susana Díaz y fue uno de los 17 dirigentes socialistas que dimitieron de la ejecutiva federal en septiembre de 2016 para propiciar la salida de Sánchez de la Secretaría General. Meses más tarde, ya en las primarias federales, Puig se alió con la presidenta andaluza e hizo campaña con y por ella para que asumiera las riendas del PSOE. Pero Díaz, como es sabido, perdió frente a Pedro Sánchez.

Y a continuación se consumó la venganza. El nuevo líder socialista a nivel federal ya dio protagonismo a Rafa García en el congreso que se celebró en Madrid e impulsó su candidatura junto a uno de sus más estrechos colaboradores, el todavía secretario provincial de València, José Luis Ábalos. Visiblemente contrariado por esa decisión, Puig fue haciendo una campaña que ha ido de menos a más. Varios han sido los motivos de ese paulatino ascenso. El primero, que el hoy líder del PSPV consiguió aunar a un grupo destacado de gente que en las primarias federales habían apoyado a Sánchez: la consellera de Sanidad, Carmen Montón; el síndic socialista en las Cortes y uno de los líderes de Izquierda Socialista, Manolo Mata; alcaldes, concejales, afiliados...

Rafa García, por su lado, ha sufrido la situación inversa. Arrancó con fuerza gracias al «rebufo» de la victoria de Sánchez, pero con el paso de los días ha ido viendo cómo su rival le ha ido superando. Para muestra, la recogida de avales. Las dos candidaturas preveían una «victoria inicial» de Puig, pero no muy abultada. El resultado, sin embargo, fue otro. El jefe del Consell asestó un golpe sobre la mesa y logró un triunfo holgado. Consiguió un total de 7.584 firmas frente a las 4.411 de García.

Más allá de la ventaja numérica, esos datos revelaron dos aspectos. Por una parte, que el presidente de la Generalitat alcanzó más apoyos en la Comunidad que Pedro Sánchez -este último se quedó en 7.126-. Y por otra, que Puig borró de un plumazo cualquier atisbo de duda, ya que revirtió la situación de las primarias federales, en las que Sánchez reunió más avales que Díaz en la Comunidad.

Esos guarismos han tenido consecuencias obvias. Una de ellas, que Ferraz se haya puesto ahora de perfil. Desde la cúpula federal quieren desligar la candidatura del alcalde de Burjassot de la ejecutiva con el objetivo de evitar así un primer varapalo para Pedro Sánchez en caso de que Puig gane. Es más, el portavoz de la dirección socialista, Óscar Puente, ha tendido la mano esta semana al jefe del Consell si hoy gana.

El resultado del proceso interno no solo tendrá consecuencias en el seno del PSPV. También afectará, como resulta obvio, a la estabilidad de la Generalitat. Y es que al margen de su cargo orgánico, Puig también ostenta la Presidencia en el Consell. Por tanto, una hipotética derrota hoy le dejaría tocado y trasladaría la incertidumbre al Ejecutivo valenciano.

Por último, el resultado de las primarias también será especialmente relevante para Alicante. Con la ejecutiva provincial descabezada por la dimisión de David Cerdán, el dictamen de las urnas podría anticipar una lucha sin cuartel en el congreso provincial -si el resultado acaba parejo o García se impone- o, por el contrario, allanaría el camino a los afines de Puig en caso de un triunfo holgado. Esta y otras incógnitas comenzarán a resolverse esta misma noche. Alea jacta est.