Cuando el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, clamó el martes contra el absentismo en la Eurocámara, indignado ante la desoladora imagen que ofrecía un pleno casi vacío, ninguno de los cinco parlamentarios valencianos se encontraba en su escaño.
INFORMACIÓN preguntó ayer a todos ellos qué hacían en ese momento y este es el relato.
El portavoz del PP y vicepresidente primero del Grupo Popular, Esteban González Pons, evitó polemizar con Juncker, pero fuentes de su entorno aseguran que se encontraba en el edificio en Estrasburgo en reuniones de trabajo y que la agenda del pleno principal se modificó el mismo lunes.
La eurodiputada de Ciudadanos Carolina Punset se encuentra esta semana de baja médica, igual que la de EU, Marina Albiol. Los socialistas Enrique Guerrero e Inmaculada Rodríguez-Piñero trabajaban en las mismas instalaciones de la Eurocámara, el primero presidía una reunión de Eurolat, la comisión entre Europa y Latinoamérica para influir sobre la próxima Conferencia Iberoamericana, y la segunda es ponente del acuerdo comercial entre la UE y Chile, preparaba enmiendas al informe y tenía reunión de la comisión de Industria, de la que forma parte.
Punset matiza que si no había casi nadie en el hemiciclo es porque hay 751 diputados para un pleno de más de 12 horas durante cuatro días en el que solo hablan los portavoces, seis o siete personas. «Nadie está 13 horas sentado de lunes a jueves de oyente, a mí eso sí me parecería hacer el vago; no entiendo por qué Juncker ha montado ese lío, porque sabe que los diputados tienen reuniones continuas y si te coinciden pues no vas al pleno», asegura. La socialista Piñero va más lejos y considera «inaceptable» y «una falta de respeto» a los diputados las palabras de Juncker. «No responden a la realidad ni a la carga de trabajo, no las ha medido bien», sostiene. «Dedico muchas horas y reclamo que la agenda de los diputados sea pública», remarca Piñero.
«El funcionamiento es mejorable»
Punset, Albiol y Guerrero dicen que el funcionamiento del Europarlamento es mejorable. La diputada de Ciudadanos añade que los plenos se pueden seguir por circuito de televisión en la oficina de cada eurodiputado por lo que si el parlamentario no va a intervenir, no tiene sentido que acuda.
Albiol, como Punset, tampoco estaba en Estrasburgo el martes. Lleva varios días enferma en su casa y no viajó. «Es la primera vez que no asisto al plenario», asegura.
Admite que la imagen de un parlamento semivacío no es puntual y tiene que ver con la propia dinámica de trabajo de la Cámara con sesiones plenarias (suele haber pleno una vez al mes) se prolongan de lunes a jueves en sesiones maratonianas. Asegura que lo común es que sólo asistan los diputados que intervienen ya que existe trabajo dentro de la Eurocámara, pero fuera del hemiciclo.
Muchas comisiones se celebran mientras hay pleno, igual que reuniones de trabajo de los grupos, por lo que un diputado o diputada puede estar trabajando en el edificio pero no sentado en su escaño. Con todo, Albiol se muestra comprensiva con Juncker y admite que no todo el mundo trabaja con la misma intensidad, como tampoco, matizó, es lo mismo pertenecer a un grupo mayoritario, como a uno, como es su caso, de 50 diputados donde el ritmo es intenso.
Guerrero, que fue secretario Estado de Relaciones con las Cortes con Felipe González, tampoco estaba en el escaño. Explica que las reuniones en un parlamento con 751 diputados de 28 países son constantes. Dice que nada tiene que ver con el trabajo de las Corts Valencianes o el Congreso de los Diputados, donde hay pocos partidos y es muy sencillo saber qué van a votar cada uno de ellos, dice. «Alcanzar mayorías requiere de muchas reuniones que no son necesarias en otros parlamentos; lo sensato sería distinguir los debates estratégicos y los que no y en los primeros prohibir que se trabaje en otras cuestiones», explica.
