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De la desaparición a una pieza clave para el Consell en Alicante

La empresa pública Proyectos Temáticos pasa de tramitar su disolución a gestionar parte de las grandes iniciativas que pueden dar visibilidad a la acción de la Generalitat

De la desaparición a una pieza clave para el Consell en Alicante

A principios de 2014, el consejo de administración de Proyectos Temáticos -la empresa a través de la que el Consell gestiona desde la etapa del PP su participación en grandes infraestructuras y eventos de ocio- aprobó iniciar el trámite para su autoliquidación. Era la última etapa de los populares al mando de la Generalitat con Alberto Fabra como presidente y Juan Carlos Moragues como conseller de Hacienda. La asfixia financiera y las presiones de Madrid para cerrar el grifo del gasto obligaban a adelgazar el sector público y dar carpetazo a la sociedad. A diferencia de otros procesos de cierre que se complicaron por el volumen de las plantillas como, por ejemplo, el de Ràdio Televisió Valenciana (RTVV), el trámite para clausurar Proyectos Temáticos se topó con obstáculos diferentes: el mecanismo de traspaso de competencias entre un sinfín de departamentos, la obligación de asumir una deuda que en ese momento llegaba a 650 millones y la negociación para intentar buscar una salida a infraestructuras bajo la tutela de la mercantil como el auditorio de Torrevieja, el inacabado centro cultural de Benidorm y, por supuesto, la Ciudad de la Luz.

El procedimiento se alargó, Proyectos Temáticos continuó operativa y llegó el cambio de color en el Palau de la Generalitat. Tanto el jefe del Consell, Ximo Puig, como el titular de Hacienda, Vicent Soler, después de evaluar todas las alternativas, se mostraron finalmente favorables a la continuidad de la empresa con dos objetivos. Primero: «limpiar» los balances para saber, con certeza, no sólo el «agujero» que arrastraba la sociedad, sino también los activos que se podían rentabilizar. Y segundo: tratar de generar actividad económica en inversiones millonarias que costaron muchísimo dinero a las arcas públicas -Ciudad de la Luz, aeropuerto de Castellón, auditorio de Torrevieja, centro cultural de Benidorm...- pero que, sin embargo, apenas generan ningún tipo de movimiento y que se acabaron convirtiendo en «proyectos fantasma».

Esta misma semana, precisamente, se ha conocido la resolución de la Unión Europea sobre la Ciudad de la Luz que, con claroscuros, deja en manos de la Generalitat -a través de Proyectos Temáticos- la propiedad de un complejo en el que se han enterrado más de 400 millones de fondos públicos. El Consell tendrá en sus manos la posibilidad, además de esquivar la obligación de «malvenderlas», de gestionar las instalaciones para de tratar de sacarles rentabilidad. Es cierto que hay una parte de la Ciudad de la Luz -platós cinematográficos y zonas anexas- sobre la que pesa una suspensión de actividad de quince años que la Generalitat ya está negociando -hay una reunión fijada en Bruselas- para reducir a la mínima expresión.

La argumentación jurídica del Consell intentará rebajar esa sanción a nada. O, como máximo, a la mitad contando que el complejo ya lleva más de un lustro parado. Eso dejaría dos años y medio por delante para diseñar una hoja de ruta de futuro y perfilar un plan económico para explotar esa parte de las instalaciones. Pero hay otra porción del complejo -el centro de estudios, el espacioso edificio de oficinas, el de restauración...- en la que se puede desplegar actividad económica desde ya mismo. Y en ese punto, la Generalitat lleva trabajando desde hace un tiempo, de forma discreta, para ubicar en la Ciudad de la Luz un gran polo para atraer talento y negocios de empresas vinculadas a la economía digital que contaría con la participación, entre otros, de nombres prestigiosos como el del profesor Andrés Pedreño. La presentación está pendiente del presidente Ximo Puig, y se podría concretar en un plazo más o menos breve. ¿El resto de las instalaciones? No se descarta actividad audiovisual, ni la sede de la Agencia Valenciana de Innovación, ni la delegación de la nueva RTVV... Y además también está sobre la mesa el desarrollo de un conjunto de terrenos -unos 200.000 metros cuadrados frente al mar- con calificación para zona comercial, de ocio y hotelera. El futuro despliegue que puedan tener todas esas patas de la Ciudad de la Luz lo tendrá que gestionar Proyectos Temáticos.

No estamos ante un detalle de segundo orden. En poco más de tres años, la mercantil que gestiona los proyectos de ocio de la Generalitat ha pasado de estar desahuciada a tener bajo su tutela las iniciativas que pueden visibilizar la acción de este Consell en Alicante durante la segunda mitad del mandato. La provincia en la que el gobierno de izquierdas ha encontrado más contestación -especialmente en Educación- y sobre la que el PP pretende cimentar «La Reconquista», utilizando el término que usó el alto mando popular durante su congreso del pasado fin de semana en Torrevieja. Dar rentabilidad a la Ciudad de la Luz, la próxima salida de la Volvo Ocean Race y la posibilidad de ampliar el contrato en otra edición más, dar una programación comarcal para toda la Vega Baja al ahora cerrado auditorio de Torrevieja, la venta de suelo junto a Terra Mítica que puede consolidar los negocios de la zona, terminar el centro cultural de Benidorm y acabar con un «punto negro» de la principal ciudad turística de la Comunidad... Todo eso está en manos de Proyectos Temáticos y del éxito de esas actuaciones, ahora pendientes y sin resolver, depende que el Consell tenga argumentos para combatir la ofensiva del PP. Nada más y nada menos.

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