Como es tradición, la cúpula del Partido Popular tendrá una amplia nómina de miembros. Un «gigantismo» que se cuestionó durante un debate de las ponencias en el que se aprobó una enmienda que facilitará sanciones para aquellos cargos que se ausenten de las reuniones del comité ejecutivo. La nueva dirección del PP tiene dos hombres fuertes: Eduardo Dolón continuará como número dos y seguirá ejerciendo esa tarea de «enlace» entre la cúpula popular y la Diputación, en la que ocupa el puesto de vicepresidente primero; y, sobre todo, Rafa Candela, al que Císcar premia con el control del aparato del partido como coordinador general, un puesto de reciente creación en el PP y que, sin ir más lejos, en Génova ocupa Fernando Martínez Maíllo.

En esa sala de mandos cabe destacar el papel de relevancia que el presidente provincial del PP le ha concedido a Loreto Cascales, número dos de la última lista de los populares al Congreso. Y a una serie de cargos locales que ocuparán vicesecretarías como el exalcalde de El Campello, Juan José Berenguer, que será el responsable de Organización; la nueva alcaldesa de Almoradí, María Goméz; o el primer edil de Finestrar, Juan Francisco Pérez. La estructura comarcal del PP se seguirá controlando desde el Palacio Provincial. Cinco de los ocho coordinadores territoriales -Alejandro Morant, Adrián Ballester, Juan Molina, Javier Sendra y Bernabé Cano- ocupan escaño en el Palacio Provincial.

¿Y Alicante? Pues Císcar ha optado por una decisión salomónica para evitar decantarse por ninguno de los dos bandos que están en liza. Carlos Castillo mantendrá la misma vicesecretaría que tenía hasta ahora dedicada a Economía pero además en un grupo más amplio de dirigentes al mismo nivel. Mientras que a Luis Barcala se le ha encomendado la tarea de coordinar a todos los portavoces -cerca de un centenar- que el PP tiene en la provincia. Los militantes de la capital decidirán.