El congreso provincial del PP celebrado ayer en Torrevieja despejó una de las incógnitas que se llevaban para su debate y que afectaba a la ciudad de Alicante. El pleno aprobó ayer por unanimidad la enmienda que reclamaba que el presidente del partido en la capital controle a su vez las cinco juntas de distritos con delegados de su entera confianza y que tiene como objetivo evitar que las juntas puedan estar conformadas por sensibilidades distintas a la presidencia local. Esta enmienda, que la mesa consideró interesante someter a votación, pone fin a una estructura local conformada durante la alcaldía de Sonia Castedo en la que se buscaron contrapesos para que la regidora, investigada por los tribunales en relación al Plan General de Ordenación Urbana (PGOU), no concentrara todo el poder de la formación.

La consolidación de un presidente local a través de un sistema de papeletas que integren a los los delegados de los cinco distritos «para que todo el mundo sepa a quién está votando» supone una regulación interna realizada con previsión ante las posibles pugnas internas por el control en la capital y que tienen dos bandos en ascuas, salvo que salga una tercera vía de consenso: el del edil y portavoz del PP en el Ayuntamiento de Alicante, Luis Barcala, y el del diputado Carlos Castillo.

El congreso del PP debatió ayer las dos ponencias que marcarán las directrices del partido durante los próximos cuatro años. Además de las enmiendas que afectan a la organización interna del PP en la ciudad de Alicante, el plenario aprobó la ponencia «Más Provincia», coordinada por Castillo, en la que se hace una férrea defensa de la Diputación de Alicante y de los elementos caracterítistos de la provincia como sus fiestas populares y de las infraestructuras que permitan su desarrollo.