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Una ciudad apagada

La Generalitat ha perdido al menos la mitad del dinero gastado en la Ciudad de la Luz

Una imagen de la entrada a la Ciudad de la Luz, una obra que costó cerca de un millón de euros. rafa arjones

La Ciudad de la Luz estaba destinada a convertirse en ese gran proyecto temático y de ocio que equilibrara la inversión que el Consell había realizado en la Ciutat de les Arts i les Ciències de València y en todo el entorno de Terra Mítica. Dentro del engranaje del gobierno del PP, entonces al mando de Eduardo Zaplana, el impulso a un gran plató que convirtiera a Alicante en un polo del negocio de la producción cinematográfica era la evidencia de que la gestión de los populares en el Consell conducía a una vertebración territorial por la vía de la lluvia de millones. Una inversión mastodóntica que todas las estimaciones sitúan en unos 500 millones -unos 80.000 millones de las antiguas pesetas- de la que apenas se pueden rescatar, a día de hoy y con una cuantificación prudente de activos, poco más de la mitad. La Generalitat ha perdido al menos la mitad del dinero gastado desde hace década y media en la puesta en marcha de la Ciudad de la Luz, un proyecto que ahora se busca relanzar por otras vías para evitar que se acaben dilapidando todas las inversiones realizadas.

En noviembre de 2000 -cinco años después de llegar el PP a la Generalitat y con el proyecto de Terra Mítica ya inaugurado- se constituyó una mercantil controlada por Proyectos Temáticos en la que el Consell, inicialmente, contaba con un 75% de la participación. Ese porcentaje, cuando arrancó el complejo como plató de cine en 2005, se había convertido en la totalidad de las acciones. Desde ese año y hasta ahora, conforme a la contabilidad oficial de la sociedad pública a la que ha tenido acceso este periódico, la mercantil a través de la cual el Consell controlaba su participación en complejos de ocio ha gastado en la Ciudad de la Luz la friolera de 397 millones. Entre 1996 y 2004, de acuerdo con ese balance, no existe una cuenta detallada para cada proyecto. Sí existía, durante ese periodo, un listado de gastos generales por valor de 248 millones del que una gran mayoría corresponde a Terra Mítica y otra porción sin cuantificar a las instalaciones cinematográficas alicantinas. Las estimaciones apuntan a que el gasto real de la Generalitat, entre las edificaciones y la gestión del complejo, llegaría en década y media de gestión a esos 500 millones.

Es una cantidad que multiplica por dos el presupuesto de la Diputación de Alicante para un sólo año y que, por ejemplo, supera con creces la dotación para Infraestructuras de un ejercicio para toda la Comunidad Valenciana. De esa cantidad y atendiendo al balance oficial, alrededor de la mitad del dinero, a día de hoy, ya es irrecuperable. Sólo en obras se gastaron unos 265 millones. Es justo la cantidad que Europa considera que Ciudad de la Luz debe devolver a la Generalitat al considerar que se trata de «ayudas ilegales». Pero ahora mismo el valor de la sociedad es muy inferior. Los estados contables de Proyectos Temáticos marcan que, en estos momentos, el inmovilizado de la sociedad está formado por 101,9 millones entre terrenos con 47,6 millones; otros 26,6 millones en construcciones; y 27,6 en otras instalaciones y mobiliario. Además de otros 165 millones en acciones participadas de la mercantil que gestiona el complejo alicantino. Es casi seguro, en cualquier caso y aunque el detalle de la contabilidad todavía no lo recoge, que el volumen del «agujero» sea todavía mayor. El valor de terrenos y construcciones, en desuso y vacías, es cada vez menor. Y las participaciones en una empresa sin actividad tienen un precio mucho menor que el asignado. Así que, en estos momentos, el desastre económico y de gestión que arrastra la Ciudad de la Luz es de primera magnitud: un «agujero» astronómico, un valor de las acciones de la sociedad inflado y un escaso margen de maniobra para intentar sacar a flote y generar rentabilidad a unas instalaciones que le han costado muchísimo dinero a la Generalitat.

Ese es, precisamente, uno de los motivos que llevaron al Consell a mantener con actividad Proyectos Temáticos, sociedad que el último conseller de Hacienda del PP -el actual delegado del Gobierno en la Comunidad, Juan Carlos Moragues- planeó cerrar. Intentar sacar adelante un complejo que, en este momento, se encuentra íntegramente en manos de la administración autonómica y que, como ya se ha evidenciado las convocatorias públicas realizadas, es casi imposible de vender. En esas circunstancias, de forma pública, tanto el jefe del Consell, Ximo Puig, como la vicepresidenta Mónica Oltra -los dos socios del Pacte del Botànic- ya han admitido que una vez realizada esa inversión durante la etapa del PP ahora se trata bien de recuperar como mínimo parte de las cantidades gastadas; bien de generar una rentabilidad que evite un quebranto todavía mayor para las cuentas públicas de la Generalitat con la situación de un complejo que entró en concurso de acreedores en 2011 y que bloqueó cualquier posibilidad de mantener su actividad como plató de cine en 2012.

Con un «agujero» económico enorme y casi imposible de enjugar como principal lastre, tres son los frentes que la dirección de Proyectos Temáticos, encabezada en estos momentos por Antonio Rodes, tiene encima de la mesa para tratar de abrir vías de negocio en la delicada salud del complejo. El principal tiene que ver con la resolución del conflicto con la Unión Europea que incluye la citada multa de 265 millones que, en principio, el Consell entiende que no hay margen para retornar. Agotadas varias etapas, la Generalitat mantiene negociaciones abiertas con Europa para encontrar una solución que, según apuntaron hace unos días desde Presidencia, está próxima. Una salida que debería permitir al complejo desplegar actividad económica. En los últimos meses, la administración valenciana y Bruselas se han intercambiado documentos para poder alcanzar ese pacto.

Otro reto que tiene por delante Proyectos Temáticos en el plan especial de la Ciudad de la Luz se centra en resolver los problemas generados con la gestión del suelo ubicado en el entorno de las instalaciones. Sobre la mesa la futura ordenación de doscientos mil metros cuadrados frente al mar y pegados a la EUIPO. De esa extensión, 44.000 metros cuadrados se pueden destinar a hoteles, otros 66.000 metros cuadrados para actividad comercial y, finalmente, unos 90.000 metros más que se pueden dedicar a la iniciativas de ocio y recreativas. El segundo problema vinculado a los terrenos del parque tiene que ver con la expropiación de tres millones de metros realizada en 1999 por el gobierno de Zaplana y que aún hoy colea en los tribunales. Las dos partes llevan un año de contactos pero no se acaba de encontrar un encaje legal que pueda poner fin a ese conflicto con los antiguos propietarios del suelo. El tercer gran frente que tiene abierto Proyectos Temáticos tiene que ver, sin duda, con la posibilidad de generar actividad en unas instalaciones hoy vacías. Los movimientos que se han realizado hasta ahora apuntan a la creación de un gran polo económico vinculado a la tecnología y a la captación de talento. Hoy, sin embargo, la Ciudad de la Luz sigue estando apagada.

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