El aún secretario general de Podemos en la Comunidad Valenciana, Antonio Montiel, no se mordió la lengua ayer durante su último gran acto público como líder del partido. Realizó un breve repaso a su trayectoria orgánica, hizo menos autocrítica de la prevista y lanzó dos mensajes claros y concisos. Uno, para reclamar unidad a los tres candidatos a sucederle. Y dos, para cargar contra la dirección nacional del partido, con Pablo Iglesias a la cabeza.

Hubo hasta tres referencias implícitas a la cúpula del partido en Madrid. La primera, para censurar que el excesivo control del Consejo Ciudadano Estatal. «Hemos sido una organización centralizada. Los resultados electorales nos hicieron perder la perspectiva y cometer contradicciones. Además, las dos últimas elecciones generales del 20D y el 26J no dieron los resultados esperados. Otros quisieron buscar responsabilidades entre los propios compañeros», sentenció.

La segunda puya llegó poco después. «Llega el momento de seguir avanzando de otra manera. Debemos asentar la organización en la realidad de los territorios y tenemos que dejar de ser parte de una estructura y una delegación de partido para ser un partido que forma parte de un proyecto compartido», apostilló Montiel.

El secretario general todavía tuvo tiempo para cargar, aunque de manera indirecta, por la purga en el partido tras Vistalegre II y la caída de Íñigo Errejón en el Congreso, al que Montiel apoyó. «La respuesta es qué podemos hacer por esta organización, no quién tiene la culpa», dijo.

Dadas las tensiones internas en el partido y el trío de candidaturas, Montiel se vio también obligado a realizar un llamamiento a la unidad. Objetivo: que la delegación valenciana de Podemos no se desangre la próxima semana, cuando se proclame al ganador de las primarias y dos de las tres corrientes resulten perdedoras. «No caigamos en exclusiones sectarias», concluyó.