Sin contar con el paréntesis de nueve meses de José Luis Olivas, la mercantil que se encargaba de gestionar los grandes proyectos de ocio de la Generalitat funcionó durante la etapa del PP con tres presidentes. La creó Eduardo Zaplana con el objetivo de impulsar la construcción de Terra Mítica. Durante su etapa, la mercantil acumuló unas pérdidas de explotación de 83 millones. Zaplana reconvirtió la empresa para iniciar otros planes como, por ejemplo, la Ciudad de la Luz antes de que llegara Francisco Camps, que fue el encargado de engordar hasta el infinito el pasivo de los balances. Durante el mandato de Camps se acumularon pérdidas por importe de 231 millones. Cuando Alberto Fabra asumió la presidencia del Consell en 2011, la situación era tan complicada que una de las alternativas en la que trabajó junto a su conseller Juan Carlos Moragues fue la liquidación de una corporación que, en esa última legislatura del PP, sumó pérdidas de gestión por otros 87 millones. 401 millones de «números rojos» en veinte años.