Isabel Bonig, presidenta del PPCV, estrenaba la semana con unas declaraciones en las que instaba al Gobierno central a visitar más la Comunidad Valenciana para explicar «las cosas buenas» que se hacían aquí y que, a su modo de ver, quedaban silenciadas por el discurso del agravio del Consell bipartito y por la falta de explicaciones por parte de los representantes ministeriales. Fue abrir la boca y el resto de días de la semana desembarcar en tierras valencianas cuatro ministros, cada uno con un cometido distinto.

Por lógica, no hubo causa-efecto entre las palabras de Bonig, quien quizás desconocía en ese momento el aluvión de ministros que estaba por llegar. Ahora bien, resulta evidente que el PPCV está necesitado de que el Gobierno central le eche un capote en una legislatura en la que los agravios se multiplican. Con datos en la mano, este respaldo ha existido (al menos, desde el punto de vista físico) en mayor medida que hace un año.

De hecho, en lo que va de 2017, la Comunidad Valenciana ha recibido la visita de 16 altos cargos. Once, además, corresponden a viajes de titulares de ministerios o de la propia vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaria, cuatro a secretarías de Estado y dos a direcciones generales. Según los datos de la Delegación de Gobierno que dirige Juan Carlos Moragues, en 2016 se produjeron 29 visitas de altos cargos, de las cuales 15 de ellas fueron protagonizadas por ministros, si bien la vicepresidenta no pisó tierras valencianas.

Esta comparativa arroja un saldo, en principio, favorable para este año que coincide con la nueva legislatura de Mariano Rajoy. Sólo han transcurrido cinco meses y hasta el momento todos ha habido al menos una visita ministerial.

Enero fue el mes estrella, con el desplazamiento de la vicepresidenta Sáenz de Santamaria, a quien se le atribuye un cambio de mentalidad en las relaciones con las comunidades autónomas, una nueva estrategia para huir del enfrentamiento.

El caso es que en mayo, cuatro ministros han desembarcado en València: el martes, el titular de Fomento, Íñigo de la Serna, acudió al consejo de administración de la Sociedad Parque Central; el miercoles, el titular de Energía, Álvaro Nadal, acudió al centenario de Feria Valencia; el jueves, la ministra de Sanidad, Dolores Monserrat, inauguró un centro de atención social; y ayer el titular de Justicia, Rafael Català, dió una conferencia en Dénia sobre la agilización de los trámites de la Justicia.

Pero la visita de ministros estos dos últimos meses tiene un lectura más cualitativa que cuantitativa ya que se produce en un contexto complicado para el Gobierno central en su relación con la Generalitat. En esta legislatura se ha abonado el caldo de cultivo del discurso del agravio y el maltrato a la Comunitat. Al anuncio de lluvia de millones para carreteras, se sumó el bofetón de los presupuestos generales del Estado.

El recorte en inversiones

El documento, presentado por el Ministerio de Hacienda en Madrid, incluía un hachazo sin precedentes a las inversiones en la Comunidad Valenciana.

Tal fue el agravio que hasta Isabel Bonig se sumó a las voces críticas del Consell, un golpe en la mesa que causó sorpresa y malestar en Génova y del que tuvo que desdecirse. De hecho, unos días después Bonig se reunía en la sede del PP con De la Serna, una cita para escenificar el fin de las hostilidades y la vuelta al redil. De la Serna visitó a Ximo Puig ese día y es uno de los que ha repetido este año. Seguramente, quien tendrá que hacer más esfuerzo pedagógico.

La intensa agenda de los ministros en la Comunidad es, afirma la Delegación, la prueba de fuego de que el Gobierno da la cara y defiende los intereses de los valencianos. Detrás de las visitas, añaden dichas fuentes, hay mucho viaje a Madrid y muchas reuniones fuera de agenda.