Todos los muestreos demoscópicos publicados en los últimos días, entre ellos el barómetro de Invest Group para INFORMACIÓN con datos autonómicos; la encuesta elaborada por la empresa Emer-GfK para Compromís sobre la situación de la Comunidad Valenciana; y el macrosondeo del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) con intención de voto en el supuesto de convocatoria de unas elecciones generales arrojan, con oscilaciones, una conclusión única sobre la configuración del nuevo modelo de partidos: la consolidación de un sistema multipartidista con varios referentes con cuatro grandes siglas en España y que, en el caso de la Comunidad Valenciana, tiene ya cinco proyectos con raíces y uno más que podría sumarse a unas Cortes que tras los comicios de 2019 podrían convertirse en las más plurales de las más de tres décadas de autogobierno con hasta media docena de grupos políticos en el hemiciclo.
Ocurre que en estos momentos el parlamento autonómico tramita la modificación de la Ley Electoral Valenciana. Un cambio que, con toda seguridad, variará las reglas del juego para los comicios de 2019 por dos razones: la izquierda -socialistas, Compromís y Podemos- coinciden con Cs en la necesidad de acometer la reforma y, además, se ha configurado una mayoría suficiente para abordar ese movimiento toda vez que el PP, al no llegar ni a un tercio del hemiciclo, se queda sin capacidad de veto. A la espera, en cualquier caso, del calado de los cambios, lo cierto es que todas las hipótesis electorales conducen a un escenario muy parecido al actual con pequeña variaciones.
Ese panorama electoral, sea cual sea el grado de la reforma legal, pinta un decorado muy parecido. Dos conglomerados políticos e ideológicos -uno a la izquierda y otro a la derecha- que apenas se mueven desde las últimas elecciones autonómicas y que, en cualquier caso, obliga a todos los partidos a entenderse con un único pacto posible en estos momentos con todas las cautelas y teniendo en cuenta que todavía resta media legislatura para esa cita con las urnas: la continuidad del Pacte del Botànic con los mismos socios o, incluso, con alguno más. A esa hipótesis apunta la proyección del sondeo de Invest Group para INFORMACIÓN si se aplican los resultados a las tres alternativas con las que está trabajando la comisión parlamentaria que está abordando esa reforma.
De continuar la normativa como hasta aquí, algo poco probable merced al acuerdo que existe para la rebaja del listón electoral, el bloque de izquierdas -formado en este caso por el PSPV, Compromís y Podemos, los actuales socios del Botànic- contaría con 54 diputados, uno menos que ahora, mientras que la única opción para el PP sería un insuficiente acuerdo con Cs que apenas llegaría a 45 escaños. La segunda alternativa legal, la que en estos momentos cuenta con más opciones de concitar un consenso parlamentario, facilitaría la rebaja del listón electoral al 3% -reivindicación histórica de la izquierda y el mismo requisito que establece la legislación general- manteniendo las actuales circunscripciones provinciales. En ese caso, el bloque de izquierdas sumaría un total de 56 escaños, uno más que ahora, además de que podría contar con un cuarto socio: Esquerra Unida, cuya actual dirección rechaza diluirse y es contraria a una alianza con Podemos. Aún hay una tercera opción: la rebaja del listón electoral al 3% pero con una lista única para toda la Comunidad sin distribución provincial, como ya ha propuesto Compromís a la comisión parlamentaria. Con pequeñas variaciones y trasvases mínimos entre los partidos, los dos bloques a izquierda y derecha se mantendrían estables en relación a la segunda opción con una única vía para el pacto: la continuidad del Botànic.
