Un tenso y agrio debate en el Senado concluía ayer con el anuncio del socialista andaluz José Caballos, con gesto severo y lacónico, de que su partido retiraba la moción para instar al Gobierno a «impulsar decididamente» el Corredor Mediterráneo, tanto el ramal «interior» como el «litoral». El senador culpó a Compromís, Podemos y Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), aunque la retirada final supone también el reconocimiento de un fracaso.

El debate fue de palabras gruesas y tono alterado, pero además del cruce de declaraciones en el estrado hubo otro diálogo silencioso con el PSPV como interlocutor en la sombra.

Para empezar, el texto retirado no es el que registró inicialmente el grupo socialista en la Cámara Alta. Ese, que hablaba en primer lugar de un impulso decidido al ramal central y de incluir las partidas suficientes para el litoral, fue considerado «inasumible» por Blanqueries. Y así, según fuentes del partido, se lo hizo saber el propio Ximo Puig a la presidenta andaluza, Susana Díaz, y al portavoz en el Senado, el asturiano Vicente Martínez Areces, en los últimos días.

Los socialistas valencianos advirtieron a sus compañeros que, aunque son defensores de la disciplina de grupo, estaban dispuestos a que su único senador, el expresidente Joan Lerma (vicepresidente de la cámara), votara en contra.

Al final, la noche del martes se llegó a un acuerdo con el PSOE del Senado para una autoenmienda. Esta habla de instar al Gobierno a que «impulse decididamente» tanto un ramal como otro, aunque, si el orden cuenta, continúa citando en el primer punto el interior y en el segundo, el de la costa. No obstante, en este último detalla que se aceleren tramos concretos: el que va de Castellbisbal a Murcia y la duplicación de la plataforma ferroviaria entre Castelló y València. Y que esté concluido en 2020.

Este último extremo (el del plazo) se cayó ayer en el último momento para lograr el apoyo de PP y PNV. Pero ya era una cuestión menor, porque Compromís, Podemos y ERC no estaban dispuestos a respaldar la iniciativa y se necesitan al menos cuatro grupos para sacar adelante una enmienda transaccional en el Senado.

La posibilidad que el PSOE planteó entonces (durante un receso del debate) fue retomar el documento inicial. Pero el PSPV (hubo consultas telefónicas al más alto nivel, aseguran las fuentes valencianas) insistió en su negativa. Es una forma también de marcar posición de cara al futuro. No están dispuestos a no ser tenidos en cuenta, como ha sucedido en este caso, con una iniciativa firmada solo por los representantes de algunos territorios.

Al final, la única opción (y la mejor para el PSPV) fue la retirada. Caballos, el portavoz de Economía del grupo, anunció que presentarán el texto pactado con el PP al pleno. No obstante, el PSPV interpreta que el proceso empieza de cero, con una redacción nueva.

La tensión se trasladó al debate con el resto de grupos, en especial con los representantes de Compromís (Carles Mulet) y Podemos (el valenciano Ferran Martínez). El tripartito no existió ayer en el Senado. Martínez acusó a Puig de apoyar a Susana Díaz «en contra de los intereses valencianos que dice representar» y Mulet echó en cara a los socialistas ser cautivos de «la cúpula rancia del PSOE andaluz». Caballos replicó que «no hay nada más rancio que el nacionalismo» y etiquetó a Podemos de «izquierda faltona, bronquista e inútil».

Pero eso son palabras. Los hechos son que la moción se va al cajón por el no del PSPV al documento inicial y por el no de Compromís y Podemos a la versión menos desfavorable.