¿Qué le ha llevado a no volver a optar a la dirección de Podemos en la Comunidad?

Que creo que es un momento de marcar la diferencia de hacer política. Tenemos que huir de personalismos y ambiciones improductivas y centrarnos en el trabajo de cara a la gente. Ahora tenemos una asamblea muy especial en la que vamos adaptar Podemos a la nueva situación política. Tenemos que valencianizarnos y lo tenemos que hacer desde la lógica de un proyecto integrador. He dado este paso para cumplir los mandatos de humildad y unidad que se dictaban en febrero, desde la lógica también del trabajo y la responsabilidad. Pero creo que el partido necesita una revisión de nuestros errores y reconstruir la idea de fraternidad. Para eso nada mejor que buscar un proyecto integrador.

No optará a la reelección y la dirección será otra. Eso hace muy difícil que pueda seguir como Síndic en las Cortes. ¿Cómo afectará eso al pacto de Podemos con el Consell?

Estaré a disposición de la nueva dirección y si tiene que tomar alguna decisión al respecto que lo haga. Yo voy a estar trabajando en el grupo parlamentario y, en principio, el proceso interno no tiene por qué tener ninguna relación directa con un cambio de orientación política en el grupo parlamentario. Respecto al Consell la preocupación tiene que ser estar a la altura de los compromisos que firmó con la ciudadanía con el acuerdo del Botánico, que ahora es mucho más concreto con más de 200 medidas. Esa es la hoja de ruta que tiene que presidir la acción del gobierno. Mientras el gobierno trabaje en ella seremos respetuosos, pero si se enroca, se dedica a cerrarse en sí mismo, a defenderse, a justificar lógicas burocráticas o a estar preocupado por sus asuntos internos de la coalición más que de los asuntos que preocupan a la gente nos haremos oír con nuestra voz y nuestro voto.

Peligra la estabilidad del Pacto del Botánico sin usted, que hasta ahora se ha mostrado un socio leal con el Consell?

Podemos es un socio fiable, y hay que poner en valor que el acuerdo del Botánico fue una iniciativa de Podemos. Las decisiones se toman colectivamente.

Es decir, que cree que Podemos es fiable sin usted.

Lo que digo es que la última revisión del Acuerdo del Botánico se suscribió en enero pero el acuerdo se cerró en noviembre, fruto de un trabajo colectivo en el que más de mil personas participaron con sus propuestas y sus críticas para definir cuál debía ser la hoja de ruta de la revisión. Mientras las bases consideren que se está cumpliendo la ruta del cambio y tengamos la confirmación de las organizaciones sociales, sindicatos, asociaciones feministas y de los colectivos que viven los problemas reales en la calle daremos estabilidad. Nunca un cheque en blanco. Es un acuerdo que es dinámico.

¿Y cree que hay personas que pueden optar a la dirección que son partidarias de no seguir apoyando al Consell?

De cara a la asamblea de mayo creo que habrá distintas sensibilidades, pero que el proyecto y el documento político será fruto del consenso. Eso significa que probablemente estaremos en una línea política coherente con la que se ha hecho hasta ahora.

Si por usted fuera, ¿hubiera entrado en el Consell desde el primer momento?

Hubiera sido muy difícil formar parte de un gobierno en el que no hubiera habido un acuerdo básico sobre la velocidad e intensidad de las reformas. Era más importante ser decisivos, y nuestros votos tienen más valor en las Cortes.

Dijo usted al cumplirse un año del Botánico que su grupo sería más vigilante y beligerante con el Consell porque no estaban del todo satisfechos con el cumplimiento del Pacto. ¿Qué exigencias son prioritarias?

Justo ahora debatimos el tema de la vivienda. Nosotros introdujimos, a base de presión, un compromiso para alcanzar una producción de 1.000 viviendas al año en alquiler social y han pasado tres meses de su redacción y le preguntamos al gobierno cómo va ese plan de choque contra la falta de vivienda social. También hay que revertir la situación de los servicios públicos y la refundación del Servef para generar más empleo.

¿Le está costando al Consell ser leal con Podemos?

Le está costando ser leal con la aspiración de cambio. Entiendo que la herencia no era fácil, pero aún así había que aplicarse con más ambición para poner en marcha algunas cosas. Nos preocupa lo lentas que van algunas cosas como el Instituto Valenciano de Finanzas. Está muy bien que el Consell reclame financiación a Madrid e infraestructuras, pero hay cosas que se pueden ir haciendo desde aquí y hacerlas ya.

¿Se ha sentido arrinconado por su grupo parlamentario, con un sector importante de críticos?

No. El grupo debate todos los asuntos que van a pleno y trabaja razonablemente bien. Nos costó ponernos en sintonía porque algunos ni nos conocíamos, y tuvo que adaptarse a la lógica parlamentaria, pero en conjunto el saldo es positivo. Hemos presentado más iniciativas legislativas que el propio gobierno. ¿Diferencias políticas? Bueno, hay distintas sensibilidades, pero eso forma parte de la riqueza de Podemos.Eso no nos debe impedir poner el Parlamento valenciano como principal referencia y no ser una burbuja.

Sandra Mínguez también ha renunciado a liderar la formación. ¿Quién puede ser un buen sustituto o sustituta?

Quien sea capaz de aunar muchas sensibilidades, la lógica de los distintos territorios, anteponer el proyecto colectivo a ambiciones personales improductivas, sensibilidad suficiente para conectar con la calle y una mirada feminista. Quien pueda reconstruir un equipo muy plural podrá hacer ese trabajo. Pero yo no voy a entrar en campaña. Lo que me corrresponde es dirigir la nave hasta que se produzca el relevo, favorecer el proceso de debate que permita un proyecto integrador y construirlo para que salga de las lógicas nacidas de Madrid. Nos ha hecho mucho daño tener un partido muy personalizado en personas muy valiosas pero con una óptica centralista de la política. Nos merecemos un Podem más valencianizado en nuestro territorio.

¿Le ha pasado factura posicionarse con Íñigo Errejón?

Aquí todo pasa factura, hasta entrar en política. Tener una vida y dar el paso de entrar en una organización pasa factura a varios niveles. Posicionarme con Errejón... todo pasa factura. Errejón convirtió en un discurso teórico lo que coincidía con la lógica de ser útiles a las personas que es lo que intentabámo hacer nosotros. Vi que esa reflexión teórica era nuestra actividad práctica en el Parlamento y por eso pensé que esas ideas eran positivas. Pero no soy amigo de los personalismos. Creo la simplificación que luego se produjo fue un error y ha tenido un coste muy alto para Podemos que el debate se convirtiera en un duelo personal. Por eso mi decisión de no repetir es muy política. Es un llamamiento a la reflexión y esto rompe la lógica de los viejos partidos de pelear por mantener cuotas de poder.

¿Predicar con el ejemplo?

Una llamada a la reflexión. No tenemos que decir que somos nueva política. Hay que demostrarlo también con hechos.

¿Está invitando a alguien a abandonar su cargo?

No, pero creo que todo el mundo tiene que hacer la reflexión de si es útil mantenerse a cualquier precio en determinados puestos aunque eso eso pueda ser negativo para la organización.