El secretario general de los socialistas valencianos y presidente de la Generalitat, Ximo Puig, negó ayer en Alicante a preguntas de los periodistas que el pasado domingo se evidenciara una división entre los cargos del PSPV que apoyaron a Susana Díaz en Madrid, entre ellos él mismo, y los que arroparon al exsecretario del PSOE, Pedro Sánchez, en la localidad de Burjassot. Para Puig, «no hay división, lo que hay son debates y son libres y se tienen que producir en todos los partidos. Yo creo en la democracia interna de todos los partidos y cada uno tiene que expresar su opinión desde el respeto y por la convivencia», destacó el jefe del Consell, que se juega la estabilidad del PSPV con el resultado de este proceso.

El presidente rechazó durante los próximos tres meses a hablar de su partido en comparecencias que estén vinculadas a su cargo institucional. Ximo Puig realizó estas declaraciones durante un acto en la sede de la Universidad de Alicante sobre la muerte de Miguel Hernández. «Creo que es una falta de respeto a lo que es mi condición de presidente», apuntó el responsable de la Generalitat sobre para intentar sortear una polémica que le perseguirá hasta que se resuelva la elección del próximo responsable de Ferraz.

En este sentido indicó que como presidente de la Generalitat debe respetar que se encuentra en un gobierno compartido con Compromís y que tiene el respaldo parlamentario de Podemos «con una misión fundamental: levantar la hipoteca reputacional de la Comunidad». Ximo Puig intenta así separar la crisis de los socialistas de su actividad institucional.