La pugna entre Susana Díaz y Pedro Sánchez ha terminado por desestabilizar al PSPV. La división interna que se ha revelado con la polarización entre los que participaron en el acto de Madrid de Susana Díaz junto a Ximo Puig y los grupos de afiliados que estuvieron arropando a Pedro Sánchez en la localidad valenciana de Burjassot ha disparado todas las alarmas. La batalla de los dos principales aspirantes a liderar el PSOE con Patxi López como convidado de piedra -dirigentes de los socialistas valencianos sugieren que el vasco se retirará- ha terminado por convertir el proceso en una votación que tiene un impacto directo sobre la figura y el liderazgo del presidente de la Generalitat, Ximo Puig. El jefe del Consell ha optado por significarse en el proceso a favor de la andaluza Susana Díaz a pesar de que, como admiten unos y otros, el resultado es incierto tanto en la Comunidad Valenciana como en el conjunto de España.

La cúpula del PSPV -incluídos los principales alcaldes socialistas de la provincia como Gabriel Echávarri, Carlos González o Rubén Alfaro- viajaron con Ximo Puig hasta Madrid para dar su aval a la candidatura de Susana Díaz. Fuentes del partido confirmaron que la secretaría de Organización del PSPV, controlada por el diputado Alfred Boix, se ha empleado a fondo para ofrecer la imagen de que el alto mando de los socialistas valencianos arropaba a Puig en Madrid. El argumento utilizado apelaba directamente a la estabilidad de la organización: «Se la juega el presidente de la Generalitat», ha venido alertando Boix a los dirigentes socialistas sobre la importancia de la votación que se celebrará el 21 de mayo, la semana intermedia entre San Isidro en Madrid y el Rocío en Andalucía. El congreso, en principio, se convocará para el 17 y el 18 de junio, una semana antes de las Fogueres de Sant Joan.

Una victoria, aunque sea parcial de Pedro Sánchez en la Comunidad, pondría patas arriba el PSPV de cara al congreso de los socialistas valencianos y, desde luego, debilitaría la figura de Ximo Puig. Esa orden de la secretaría de Organización de los socialistas valencianos ya está pasando, de hecho, de las cúpulas locales a los grupos de militantes para intentar orientar el voto. Al jefe del Consell, metido hasta el cuello en la pugna, no le queda otra que apretar el acelerador para intentar conseguir una victoria de cierta solvencia. Sobre todo por el hecho de que en el lado contrario aparecen muchos militantes que, en su día, eran también miembros de la dirección o cargos públicos del partido con un mensaje de dureza contra el papel de Puig y también contra la figura de Susana Díaz, como se puede ver sin ir más lejos a través de las redes sociales. El «aparato» se enfrenta contra el «exaparato». Y, desde luego, con un escenario de división que asusta a la dirección socialista.

En las filas «sanchistas», por ejemplo, se ha situado el secretario provincial de València y diputado, José Luis Ábalos, durante años un actor de la vida interna del PSPV. Responsables de Izquierda Socialista que han ocupado escaños en las Cortes, en el Senado o en Europa como Andrés Perelló o Vicent Garcés. Alejandro Soler, exalcalde de Elche, secretario del Baix Vinalopó y ahora intentando mover otra vez hilos en la capital ilicitana; Elena Martín, exsecretaria de Organización del PSPV, y su marido Javier Macho, exconcejal y exdiputado en las Cortes; el exconcejal Manuel Marín; el exdiputado José Asensi; Antonia Graells y su hijo Toni Mira-Perceval, concejal de Mutxamel y que aspiraba a un escaño de diputado provincial que no consiguió; o la excandidata a la Alcaldía de Alicante, Etelvina Andreu, que luego ocupó una dirección general en el Ministerio de Sanidad y a la vez colocó a su marido como asesor en Madrid. En su mayoría son dirigentes que han ido cayendo de listas y ejecutivas.

En esta situación, el secretario general del PSPV y presidente de la Generalitat, Ximo Puig, durante un acto en València, afirmó ayer que «esa especie de dicotomía entre dirigentes y bases no tiene ningún tipo de sentido, es absurda», y recalcó que ese «maniqueísmo no es real». El líder de los socialistas valencianos señaló que el acto de ayer demostró «la potencia que tiene el PSOE» y su capacidad de «unir» para «plantear una alternativa sólida a la derecha». «La socialdemocracia no conecta pero tiene más vigencia que nunca», proclamó.