Usted es uno de los tres candidatos a las primarias del PSOE y los tres aspirantes representan un modelo distinto para el futuro del partido. ¿Viven los socialistas una crisis de identidad?

No es que sea una crisis del PSOE, es que la socialdemocracia, en general, vive una crisis en toda Europa y tenemos que reencontrar nuestro sitio y redefinir nuestro proyecto para el siglo XXI. Y nuestro proyecto tiene que estar en una izquierda exigente que no se pase el día mirando a un lado o a otro como si no supiéramos cuál es nuestro sitio. Esa izquierda tiene que ser alternativa a las políticas del PP y no estar buscando la alianza con Podemos, sino tener una personalidad propia.

¿Y la alianza con el PP?

Nuestro partido no se puede definir en función de con quién se alía, sino con qué es lo que propone a la sociedad. La alianza que quiero es con los progresistas de este país y con los ciudadanos y ciudadanas, no con otros partidos políticos. Quiero un partido que no tenga esos complejos, que sea ganador. Que no se desplace al centro para buscar a la derecha, pero que tampoco se desplace y se vaya hacia una izquierda irreal.

En un proceso interno tan polarizado entre Pedro Sánchez y Susana Díaz, ¿qué espacio le queda a Patxi López?

El mayor. Es verdad que puede parecer que ocupan un mayor espacio, que polarizan, que aglutinan a más personas en mítines, pero yo me estoy encontrando con miles y miles de militantes con los que hablo y de los que tomo nota. Y estoy convencido de que hay una inmensa mayoría de ellos que quieren que dejemos atrás el tiempo de la división y de confrontación y que nos unamos detrás de un proyecto en el que se sientan implicados.

¿Qué le ha impulsado a presentar su candidatura por encima de la de Sánchez, a quien usted en un principio respaldó?

Yo siempre he sido fiel a los secretarios generales, no a Felipe González o a Rodríguez Zapatero: a todos. Y me impulsó a presentarme la necesidad de iniciar una nueva etapa, de dejar atrás ese enfrentamiento entre socialistas y buscar la suma y la integración del PSOE. Y mucha gente vino a decirme que yo podía hacer eso.

Hay quien dice que usted se presenta en buena parte para pedir posteriormente una cuota en la ejecutiva al ganador.

Eso es ridículo. Nadie que me conozca puede decir eso. Ahora, lo que sí digo es que si gano buscaré la integración de los otros dos, de lo que son y de lo que representan. Y si pierdo, me pondré a disposición de quien gane, pero no yo, sino lo que pueda representar.

¿Cómo pretende hacer esa integración entre esos dos extremos? Porque los que están con uno no pueden ver al otro, por decirlo de alguna manera...

Es posible, porque esa integración yo ya la he hecho. Fui elegido secretario general en Euskadi en un congreso en el que éramos tres candidatos y fundamentalmente fuimos capaces de buscar la suma a través de implicar a los militantes de diferentes sensibilidades en torno a un proyecto que compartíamos, o que fuimos compartiendo mientras lo elaborábamos. Por eso digo que se trata de unir, pero en torno a un proyecto exigente que vuelva a significar una esperanza.

¿Y cuáles son las claves de ese proyecto capaz de llegar a la unidad de la que habla, si puede concretarlas un poco?

La integración, buscar una dirección compartida, entender que quien piensa diferente no es un disidente ni alguien que es de izquierdas o más de derechas, o rojo o azul y que por ello eres buen o mal militante. Hay que entender que todos somos socialistas y defender lo mejor para el PSOE. ¿Es que cómo se integra? ¿Le digo a Susana que la pongo aquí y al otro allá? Esto no funciona así.

Es que hablar de unidad lo están haciendo los tres candidatos.

No es verdad. La diferencia es que hay quien dice que se tiene que ser leal con el que gana para conseguir la unidad. Yo digo que hay que ser leal con el que gana, pero integrar al que pierde, que no es lo mismo. Y esa integración del que pierde solo la estoy defendiendo yo. No se trata de integrar solo nombres y apellidos, Pedro y Susana, sino a gente que está con esas sensibilidades, proyectos, propuestas. Por eso, lo primero que haré si gano es llamarles, sentarles y decirles que a ver cómo lo conseguimos.

¿Es más competencia para usted Díaz o Sánchez?

Nadie. Yo a quien me dirijo es a los militantes y lo que veo es que hay muchos que quieren mirar hacia adelante y buscar la integración. Porque esto que nos ha pasado se puede ver de dos maneras: una para apuntar quién fue el más malo, quien tuvo más culpa y cobrarse facturas y reproches; y una segunda para decir que esto no nos puede volver a pasar y poner los mecanismos para ello. Yo ya estoy haciendo lo segundo. Aquí fuimos responsables absolutamente todos los dirigentes de este partido.

¿Sigue pensando que la abstención era la única opción viable en la investidura de Rajoy?

Es que yo defendí el no, y perdí. Pero claro, si un partido no debatiera para tomar una decisión no sería democrático. Claro, si tras el debate se vota, no acepto la decisión y hago lo que me da la gana deja de ser un partido. Yo no pensaba que la abstención era lo único, es que perdí. Pero me abstuve porque quiero que mi partido siga siendo un partido, una organización y no un movimiento asambleario donde cada uno al final hace lo que le da la gana. Todos los militantes deberían entender que cuando uno se afilia a un partido político pierde parte de su libertad en el colectivo.

¿Cuánto le queda al PSOE para recuperarse de la ruptura?

Depende de cuándo dejemos de chillarnos unos a otros. Para mí es fundamental que pase este proceso interno, que concluyamos el congreso, que cerremos las heridas, que empecemos a sumar y a partir de ahí proyectarnos a la sociedad y recuperar credibilidad. Para eso también necesitamos un proyecto que proponer, porque si la gente nos ve pegados al PP seguirá abandonándonos, pero si ve que nuestra obsesión es buscar una alianza con Pablo Iglesias, para qué volverán algunos de los que han vuelto. Por eso tenemos que definir claramente nuestro proyecto.

¿Se han perdido militantes por el camino tras esta guerra?

Seguro, pero no de ahora, sino que la pérdida es de hace tiempo, no hay más que ver el censo. Y esto empieza cuando nuestros militantes ven que el partido les ha abandonado. Y eso ha pasado, como le decía antes, en toda Europa. El objetivo es volver a ilusionarles y conectar con ellos. Para ello necesitamos recuperar el poder de la política sobre la economía para poner la economía al servicio de la sociedad y no al revés, que es como está ahora; necesitamos no comprar los dogmas de fe que nos intenta poner la derecha neoliberal que dicen que no se puede hacer otra cosa y que las reglas del mercado son estas. O que solo los empresarios crean empleo. ¿Por qué? Yo quiero un Estado emprendedor.

¿Qué aporta usted al partido que crea que no aportan los otros dos candidatos?

Voluntad política y una cierta experiencia de haberlo hecho, de haber conseguido unir en torno a un proyecto colectivo.

¿Qué le parece que el presidente de la Generalitat Valenciana, Ximo Puig

Me parece tan bien que fui el primero en presentar el código ético para comportarnos, por ejemplo en las redes. Hay un decálogo que lo presenté yo de cómo comportarse en las redes que venía a decir que si las redes actúan como una plaza pública para el debate, ¿por qué vamos a convertir la plaza en el circo romano para la violencia? ¿Por qué insultarnos? Es que en el debate se llevaron a las redes palabras como traidor, fascista... Eso ya está proponiendo una fractura. Y esto no va a ningún sitio, por eso repito tanto que tenemos que dejar todo esto atrás, porque podemos tener un proyecto político magnífico, pero con el partido dividido es como si no lo tuviéramos.

¿Cómo valora que Ximo Puig se haya posicionado con la presidenta andaluza?

Cada uno se posicionará donde más conveniente le parezca, pero esto ya no tiene el valor que tenía antes. Los aparatos, las referencias de los secretarios generales, etcétera, ya no tiene tanto efecto. La militancia va a actuar con absoluta madurez y nadie más que el militante toma ya la decisión de cuál quiere que sea nuestra propuesta política. Como yo no hago mítines, sino que hago encuentros con los militantes, tengo un conocimiento bastante certero de lo que piensan los afiliados. Incluso los que no me apoyan, que a veces me pillan y me gritan, se desahogan. Así que eso de los aparatos...incluso a veces tiene el efecto contrario [risas].

Ximo Puig, líder de los socialistas en la Comunidad Valenciana, se ha posicionado con Susana Díaz, y otros cargos como el secretario general de los socialistas valencianos, José Luis Ábalos, se ha posicionado con Sánchez. ¿Le ha trasladado algún cargo socialista su apoyo expreso?

Sí, pero no lo voy a decir. Esto no se trata de cargos, sino de buenos compañeros, ocupen el cargo que ocupen y que pelean por lo que creen. Tengo cargos y plataformas y esas cosas, pero de verdad que no es momento de eso. Es el momento de los militantes.

¿Cree que la dirección de la gestora que ha encabezado el asturiano Javier Fernández ha sido neutral en todo este proceso?

Es que el proceso acaba de empezar, porque todavía no hay ni fecha. Y lo importante es que sea neutral y que nos conduzca de manera impoluta hacia el día de las elecciones. Ahora, lo que no voy a entrar es a debatir sobre el procedimiento. Me parece un horror algunas cosas que estoy viendo. Yo no voy a dudar del censo, ni de la financiación porque tenemos que cumplir con la ley de partidos, y dejemos de debatir sobre el procedimiento y debatamos de ideas.

¿Cuál es postura ante la aprobación de los presupuestos generales del Estado para 2017?

Primero no aceptar chantajes. Segundo, unos presupuestos que sigan recortando la vida de la gente el PSOE no los puede avalar. Tercero, unos presupuestos que para cumplir con los compromisos europeos sigan adelgazando la columna del gasto sin hablar de cómo engordamos la del ingreso con una política fiscal diferente pues no debieran contar con los socialistas.

¿Cuál es la receta que usted propone para resolver el desafío soberanista en Cataluña?

Lo primero es parar máquinas, porque hay dos trenes a toda pastilla en la misma vía en distinta dirección. Si uno plantea el problema en mayúsculas quizás no tenga solución. Igual que desmenuzar el problema para ir dando respuestas e ir apartando cosas de la mesa (financiación, competencias...). Lo que sí deberíamos decir a los no independentistas es que no les vamos a dejar solos, porque uno va a Cataluña y tiene la sensación de que todo el espacio público está secuestrado por el independentismo. Luego, con nuestro modelo federal se puede hacer un proyecto cómodo para todos y creo que es por ahí por donde debemos trabajar. Eso sí, la defensa de la ley es fundamental para la democracia, porque no hay nada legítimo en democracia si se hace en contra de la legalidad,

¿Cuál debe ser la postura del PSC en ese desafío?

Básicamente la misma. Tenemos un modelo federal definido en Granada que reconoce singularidades. La diversidad nos enriquece. Ese modelo lo compartimos con el PSC. Miquel Iceta, cuando se habla del choque de trenes en Cataluña, dice que el PSC no va en un tren ni en otro, sino que será la Cruz Roja que atienda a las víctimas. Espero que antes de tener que atender a las víctimas seamos capaces de parar las máquinas.