La Oferta de Empleo Público de la Conselleria de Sanidad otorga la misma puntuación en el baremo de méritos para acceder a las plazas de ginecólogo, traumatólogo o anestesista a los conocimientos de valenciano que a estar en posesión de un doctorado o un máster. Estas baremaciones, que priman la lengua valenciana por encima de cualquier otro idioma comunitario -el valenciano normalmente se reconoce con cinco puntos de máxima, dos más de los que se obtienen por saber inglés- no son exclusivas de la etapa del gobierno nacido del Pacte del Botànic, sino que llevan años aplicándose.

El PP ya utilizaba estas baremaciones en las oposiciones que Sanidad lanzaba y, aunque fuentes de la Conselleria de Sanidad no especificaron ante preguntas de este diario desde cuándo se vienen realizando, sí que confirmaron que estas puntuaciones llevan años utilizándose en la valoración de las pruebas.

Así, con los gobiernos populares ya se dotaba al valenciano de un papel fundamental en las ofertas de empleo público de Sanidad, un valor que habrá que ver hasta qué punto queda redefinido en la ley de Función Pública que prepara la Conselleria de Justicia y Administración Pública que dirige Gabriela Bravo. Esta normativa contempla el requisito lingüístico para los funcionarios de la administración autonómica y prevé, precisamente, ciertas exenciones en Sanidad. Esta ley, que ya nació con polémica y que incluso generó un pulso entre el titular de Educación, Vicent Marzà, y la consellera Bravo por el blindaje que Compromís exigía en la ley respecto a este requisito, reclama a los funcionarios acreditación del valenciano.

La lengua valenciana es requisito lingüístico en el ámbito de la Educación desde el año 2002. Fue el conseller Manuel Tarancón quien lo implantó en la Comunidad bajo la presidencia de Eduardo Zaplana. Desde entonces el profesorado de los centros educativos no universitarios está obligado a acreditar conocimientos en valenciano para obtener plaza.

La lengua valenciana puntúa como un mérito en las oposiciones de Sanidad. En los dos últimos años las ofertas de empleo público de esta Conselleria -aplicando la misma fórmula que ya se venía desarrollando en los tiempos de gobierno del PP- han otorgado el mismo valor a los conocimientos de valenciano que a estar en posesión de un doctorado. O de un máster. Por ejemplo, las plazas para médicos especialistas en aparato digestivo ofertadas por la Conselleria de Sanidad, cuyo plazo para presentarse terminó en enero de 2017, valoraban en el apartado de méritos con cinco puntos de máxima el estar en posesión de un doctorado, la misma puntuación máxima que se dio al valenciano. Lo mismo ocurría con los anestesistas, tanto para las plazas ofertadas por Sanidad como para la promoción interna. En el caso de esta especialidad los méritos por un doctorado y por saber valenciano eran los mismos.

En otras especialidades como Ginecología o cirugía ortopédica y traumatología ocurre lo mismo. En el caso de la oferta para Psiquiatría la puntuación por saber valenciano es mayor a la de estar en posesión de un máster. Mientras que hablar valenciano se puntúa de dos a cinco puntos en función del grado de conocimiento de la lengua -tener un grado superior con cinco puntos-, haber cursado un máster son tres puntos, es decir, dos menos. Eso sí, tener el doctorado se equipara con esos cinco puntos de máxima que el aspirante obtiene por conocer el valenciano, lengua oficial de la Comunidad junto con el castellano desde la aprobación del Estatuto de Autonomía en 1982 y lengua propia de la autonomía de acuerdo con la última reforma del año 2006.