A modo de gran terapia colectiva, la jornada L'hora de les decisions puso ayer en común en València las «limitaciones» a las que se ven sometidas las regiones del arco mediterráneo (Cataluña, Baleares y Comunidad Valenciana) en infraestructuras y financiación por culpa de un sistema «centralista» que viene de lejos.

El foro organizado por el Institut Ignasi Villalonga y El Temps, entidades del entorno del editor Eliseu Climent, reivindicó también las posibilidades de la poco explotada eurorregión mediterránea con ocho consellers de los tres territorios. Una representación importante, si bien menor de la prevista inicialmente. Antes de la clausura, la organización aclaró a la audiencia por boca del presentador que el presidente valenciano, Ximo Puig, declinó la invitación a última hora y, por ello, Carles Puigdemont y Francina Armengol tampoco estuvieron ayer.

El etiquetado por el PP y alguna prensa de «aquelarre nacionalista» fue un acto de marcado acento institucional que solo por la tarde congregó a medio centenar de simpatizantes del GAV y de España 2000 (separados unos de otros) con pancartas y gritos contra los «catalanistas».

El Corredor Mediterráneo fue uno de los ejes de la jornada. Los tres gobiernos, de la mano de sus consellers de Territorio, exigieron la construcción no solo de esta conexión, sino un reforzamiento genérico de las redes ferroviarias y marítimas de la zona.

«Si alguien quiere saber qué es el centralismo, que coja el Euromed», ironizó el conseller catalán Josep Rull. Su tono reivindicativo estuvo acompañado por su homólogo balear, Marc Pons, quien demandó más autonomía en la gestión de aeropuertos y puertos.

La valenciana María osé Salvador, más conciliadora, se ciñó al discurso de Puig sobre unas nuevas relaciones con el gobierno catalán y habló en varias ocasiones de tender «puentes», «unir esfuerzos» y «no levantar muros». Entre las demandas, exigió la liberalización de la AP7 y más inversión para la red de cercanías y el corredor mediterráneo. «Es el caballo ganador», apuntó Salvador en referencia a la eurorregión mediterránea (Euram), territorio que «lidera el desarrollo económico».

En la mesa de «retos empresariales», presidida por el director de Levante-EMV Julio Monreal, los participantes de distintas entidades empresariales de los tres territorios denunciaron la «discriminación» de la zona a causa de un estado «radial». El acto también contó con la participación del jefe de Política de INFORMACION, Pere Rostoll.

La financiación fue el otro gran clavo donde colgar el grueso de las reivindicaciones. «Los que queremos que el marco de convivencia español sobreviva necesitamos un nuevo sistema de financiación», sentenció el conseller valenciano de Hacienda, Vicent Soler, en una mesa con sus homólogos catalán, el vicepresidente Oriol Junqueras, y balear, Catalina Cladera.

El tono vehemente de Soler para denunciar el «maltrato histórico» contrastó con el «moderado» e incluso tan británicamente como conservador de Junqueras, quien sostuvo que «España aún no tiene estímulos suficientes para cambiar su actuación». «Decidir el futuro -la consulta sobre la independencia- sería el estímulo para que muchas cosas cambien en España», sentenció.

En esa clave de cooperación económica, la Generalitat firmó ayer un documento con Baleares para reclamar un sistema de financiación «que garantice la sostenibilidad del sistema del Estado de Bienestar». Es el tercero de estos acuerdos tras los firmados con Murcia y Andalucía. En ausencia de los presidentes autonómicos, los vicepresidentes Junqueras y el balear Gabriel Barceló, junto al presidente de las Corts, Enric Morera, cerraron la jornada.