El papel de las diputaciones provinciales ha encontrado un doble discurso en el seno de los socialistas e incluso dentro de Cs, partido que precisamente abrió el debate sobre su eliminación al incluir en su programa electoral el fin de las instituciones provinciales y una reforma de la administración pública. El presidente de la Generalitat, Ximo Puig, defendió ayer que mientras existan las diputaciones deben ser «absolutamente subsidiarias» del poder local y «colaborar con la Generalitat con el objetivo de ofrecer mejores servicios públicos a los ciudadanos». La reducción sobre el papel de las instituciones provinciales que propugnaba Puig ayer chocaba con la negativa del PSOE en el Senado a su desaparición. Los socialistas votaron junto al PP en contra de una moción de Compromís, defendida por el senador Jordi Navarrete, para iniciar los trámites de su supresión «por ser innecesarias, de dudoso funcionamiento democrático y excesivamente costosas para el erario público».

Los socialistas en el Senado sí respaldaron una moción del PP en la Comisión de Entidades Locales en la que se instaba al Gobierno a secundar la labor de estas instituciones y en la que se pedía el apoyo a las mismas para convertirlas en administraciones eficaces. La moción aprobada decía que las diputaciones cooperan en la «vertebración territorial de España» y apostaba por dotarlas de un «adecuado nivel de calidad» y «autosuficiencia» en el desarrollo de sus funciones. Nada que ver con la Ley de Mancomunidades que prepara el Consell ni con el rosario de decretos de coordinación que la Generalitat Valenciana ha lanzado ya en materia de deportes y turismo -sin tener en cuenta los que prepara, como el que afecta a la política social u otro relativo a infraestructuras- para frenar la autonomía y competencias en las diputaciones y que, de hecho, han sido objetivo de guerra y litigios con la Diputación de Alicante.

Pero si hay una formación que ha evidenciado su doble discurso respecto a las diputaciones es Cs, partido que ha hecho de su oposición a estas instituciones uno de los estandartes de sus programas electorales. Numerosas son las veces que diputados como la alicantina Marta Martín se han referido a éstas como «chiringuitos políticos» que hay que exterminar. Dirigentes autonómicos de la formación naranja, como el responsable de acción política de Cs en la Comunidad Valenciana, Santiago Mira, llevaron enmiendas al congreso nacional del partido celebrado recientemente para pedir el fin de las diputaciones, un reclamo conciso al que ahora la formación naranja parece mirar con recelo para no alejarse demasiado de la postura de los populares, a quien tendieron la mano de un pacto nacional de investidura y formación con la que han culminado mociones de censura para arrebatar alcaldías que tenía la izquierda, como en Novelda o Almoradí.

Trasvase de funciones

El grupo Compromís en la Diputación de Valencia estudiará esta legislatura la forma legal de transferir competencias al Consell mientras no se pueda reformar la Constitución, en las que se primarán las de «contenido o competencias impropias» de esta institución. Así lo manifestó la vicepresidenta de la corporación provincial, Maria Josep Amigó, durante la presentación en Valencia de un vídeo sobre el papel desempeñado por las diputaciones a lo largo de su historia. Compromís destacó que se trata de organimos anacrónicos y trasladó a los trabajadores un mensaje de «tranquilidad» porque no supondría la pérdida de su empleo sino su reubicación en otras administraciones.