¿Qué aptitudes debe tener un buen líder político?

La primera, el contacto con la realidad, saber escuchar a los vecinos y ciudadanos, que es a ellos a quien se debe. A veces me da la sensación de que esto se ha perdido. También tiene que tener capacidad de liderar un equipo y entender a día de hoy qué es la gestión pública. Es difícil ya acceder a la política sin una visión y conocimiento de lo que es la gestión de la institución que uno aspira a gobernar.

¿Qué formación requiere un líder político?

Es difícil decir qué formación sería la idónea, pero esa capacidad de conformar equipos para sacar una institución adelante es fundamental. Eso pasa por tener una formación que le haya permitido de alguna manera conocer las instituciones. Creo que está superado el viejo político, con todos los respetos del mundo, que incluso con poca formación era capaz de acceder a una institución y dar instrucciones para gestionarla.

¿Cuáles son las carencias más habituales de los líderes públicos en este país?

El desconocimiento del funcionamiento de las administraciones públicas. Es normal que cuando uno llega a una institución no sepa muy bien cómo funciona, pero es que no hay que tener únicamente un programa y unas ideas. Eso es algo muy importante pues se trata de saber cómo uno quiere transformar la sociedad, pero también tiene que saber con qué recursos cuenta y si es posible hacerlo. Y eso solamente puede saberse si uno conoce o tiene un equipo capaz de dar con las claves de la institución que uno aspira a gobernar.

¿A quién representa un líder político, a los políticos o a los ciudadanos?

Creo que es una mezcla de los dos. Al final, uno no puede abstraerse de que proviene de un partido político y se lo debe casi todo a él. Uno por sí mismo difícilmente llegaría a determinados puestos en la política si no tuviera detrás unas siglas. Dicho esto, una vez que uno accede al gobierno de una institución como alcalde, como presidente de una diputación o como presidente de una comunidad autónoma hay un salto importante a partir del cual se debe a sus ciudadanos. Y se debe a todos, a los que le votaron y a los que no le votaron. En definitiva el interés general, que es lo que tiene que presidir cualquier gobierno, es eso: gobernar para todos. Esto quizás se ve más claro en otros países, pero en España me da la sensación de que nos queda algún camino que recorrer.

¿Son personajes como Donald Trump líderes políticos?

Bueno, Donald Trump es un personaje. Y es un personaje al que han elegido los ciudadanos y con eso hay que ser muy respetuoso. Nos guste más, menos o nada. De ahí a que sea un líder político creo que hay un abismo. Líderes en la Historia ha habido buenos y malos también, y a mí me gustan los buenos. Los malos más vale olvidarse o tenerlos en un cuarto. Espero por el bien de la humanidad que el señor Donald Trump dure poco y que Estados Unidos vuelva a su cauce. Lo que más me interesa de toda esta cuestión es cómo el pueblo americano ha llegado a eso, qué cosas se han hecho tan mal para que al final se decida por Trump.

Muchas veces la imagen que percibe un pueblo de sus líderes políticos está muy alejada de ese vecino, de ese trabajador en paro, de ese ciudadano de a pie. ¿Cree que hay un distanciamiento entre el pueblo gobernando y los altos cargos públicos?

No digo que no haya parte de razón, pero hay bastante literatura sobre esto. Lo que sucede es que el día a día de alguien que se dedica con intensidad a la política hace que a veces las prisas te hagan parecer distante. A veces se tiene en cuenta que un alcalde de un pueblo no se pare con el vecino, cuando ese alcalde quizás va con prisas a solucionar cosas de la gestión de su municipio. De todos modos creo que desde la crisis el político ha entendido que tiene que estar más cerca del ciudadano.

¿Se puede ser un buen líder político siendo un mal gestor?

Se puede ser líder político y pésimo gestor. Y usted mismo lo nombraba: Donald Trump. Ha habido líderes políticos que han demostrado ser pésimos gestores. Y ocurre actualmente en mi ciudad. Eso se traduce en la parálisis de un municipio o en el mal funcionamiento de los servicios públicos.