La tormenta perfecta cayó sobre el congreso del PP con los rayos y truenos de la trama Gürtel. Las resoluciones judiciales sobre la corrupción en la Comunidad que afectan tanto a la gestión del Consell como a la labor de la dirección regional de los populares durante la etapa de Francisco Camps, le amargaron a Mariano Rajoy el arranque de un congreso que se celebra hasta el domingo en la Caja Mágica de Madrid. Una cita diseñada a su medida y que tiene casi como único objetivo su ratificación para un cuarto mandato al frente de Génova. Un cónclave en el que los populares valencianos y también de Alicante aspiraban a recuperar un cierto peso con una cuota de poder de cierto relumbrón que les pudiera compensar después de quedar fuera de los círculos de poder del actual gobierno. Aunque la negociación se mantiene en el más absoluto hermetismo y se espera que Rajoy empiece a desvelar nombres hoy en el inicio de la segunda jornada del congreso, lo cierto es que buena parte la confianza de la delegación de la Comunidad y también de la provincia se vino abajo nada más conocerse la sentencia que confirma el amaño de los contratos de Fitur a favor de trama Gürtel. «Es un balonazo muy duro», definía de forma gráfica un dirigente del PP.

La cúpula regional de los populares intentó esquivar la polémica. «Respeto a la resolución judicial», se limitaron a señalar sobre un escenario que vuelve a poner en cuarentena la regeneración del PPCV junto a su discurso de cambio y que alimenta el temor, como confesaban ayer dirigentes populares, de que Rajoy ponga de nuevo tierra de por medio con un «cordón sanitario» que aleje a dirigentes del partido en la Comunidad del alto mando de Génova, como era aspiración de la dirección de Isabel Bonig para afrontar en mejores condiciones el congreso regional del próximo mes de abril. Dolores de Cospedal, secretaria general del PP, dedicó parte de su informe de gestión, plato fuerte de la primera jornada, a reafirmar el compromiso firme del partido contra la corrupción aunque lo hizo de una forma genérica y sin referencias concretas. Muchas caras miraban hacia la delegación de la Comunidad, una de las más numerosas del congreso, ubicada en una esquina del plenario y con pocos compromisarios en la inauguración.

La primera sentencia judicial sobre la trama Gürtel en toda España cayó como una bomba, especialmente, en la delegación alicantina. No en vano, la resolución afecta especialmente a Milagrosa Martínez, exalcaldesa de Novelda y condenada a nueve años de prisión por su gestión en la conselleria de Turismo. Frente al silencio como posición oficial, en privado, sin embargo, los dirigentes populares tildaron la condena de desproporcionada y pusieron en cuestión que el momento en el que se ha producido, en vísperas del congreso del PP, fuera una casualidad. Todo lo contrario, muchos creen que se ha elegido para perjudicar a los populares. La tensión en las filas del PP se disparó desde las nueve y media de la mañana cuando gran parte de la delegación provincial poblaba los vagones del AVE que había salido media hora antes de Alicante. Llovía sobre mojado. Apenas 24 horas después de que nueve grandes constructores -entre ellos Enrique Ortiz al que ahora se suman los hermanos Martínez Berna o la familia Cotino- confesaran ante la Fiscalía que financiaron de forma ilegal al PP en dos campañas electorales -la autonómica de 2007 y las generales de 2008- a los populares les llegaba la sentencia de Fitur. El caso Gürtel cogía otra vez fuerza -si es que alguna vez la perdió- en el arranque del congreso del PP, escaparate que mide la fortaleza o la debilidad de una organización.

Es una sentencia que salpica directamente a la gestión de la Generalitat durante la etapa del PP y de Francisco Camps al tiempo que evidencia el trato de favor que la administración autonómica concedía en esa época a las empresas de Francisco Correa y El Bigotes. No se trata de una cuestión menor: Milagrosa Martínez, conocida como «La Perla» y que con toda seguridad entrará en prisión, fue la primera consellera de Turismo de la historia de la Comunidad toda vez que nunca antes había tenido rango de departamento en solitario; y segunda autoridad valenciana como presidenta de las Cortes. Afecta, por tanto, a una dirigente política a la que Camps, para bien o para mal, entregó poder político y representación institucional. Y la actual cúpula del PP es consciente de la gravedad de la situación. Consideran que es un golpe para el trabajo que la dirección de Isabel Bonig ha tratado de desplegar durante el último año y medio para recuperar un partido que, como admiten, sigue enfermo y al que sólo han aliviado los resultados de las dos últimas elecciones generales.

No habrá defensa por parte de la dirección del PP de los condenados como Milagrosa Martínez ni tampoco aplausos para los absueltos como la exconsellera Angélica Such, la única que sale indemne del proceso junto a un técnico. La mayoría del núcleo duro de la actual cúpula popular -procedente de una generación más joven y muchos de ellos sin responsabilidades en la etapa anterior- se desmarca de aquella fórmula de ejercer el poder. Para los más veteranos del PP sí hubo una época, admiten, en la que todo, con el mando en sus manos y sin apenas oposición, se acabó desbordando y ahora se pagan las consecuencias. Pero también creen, de cualquier manera, que Milagrosa Martínez no actuaba por voluntad propia y sí a sugerencia de otros. Sea como fuere, el PP intentará estos días capear el temporal. Esa es la posición oficial: rebajar el tono al máximo con una resolución judicial, como reconocían todos, que llega en el peor de los momentos.

Y desde luego, admitían los cargos populares desplazados a Madrid para encumbrar a Rajoy en la Caja Mágica, esos dos últimos movimientos judiciales -la confesión de los empresarios por la financiación ilegal y la sentencia del fraude de Fitur- no favorecen para nada las pretensiones del PP de la Comunidad y de Alicante de intentar ganar visibilidad en Madrid durante este congreso. Hay temor incluso de que la situación acabe limitando la presencia del PPCV a la irrelevancia como ya ocurrió con la formación del Gobierno. Una hipótesis y un pesimismo que muchos dirigentes empezaban ya a interiorizar.