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De las Cortes a la cárcel

Desde que en la pasada legislatura finalizó su mandato apenas se ha dejado ver por la ciudad

La exalcadesa el pasado 20 de julio en la bajada de la Santa de Novelda ÁXEL ÁLVAREZ

Milagrosa Martínez, quien fuera la segunda máxima autoridad de la Comunidad Valenciana como presidenta de las Cortes, tendrá que pasar mucho tiempo en la cárcel y adaptarse a las duras condiciones penitenciarias para cumplir la condena de nueve años por amañar contratos de Fitur entre los años 2005 y 2009, cuando era consellera de Turismo, la primera mujer que ocupaba tal cargo.

Pero su implicación en la trama Gürtel le ha hecho descender a los «infiernos» después de llegar a los «cielos» de la política de la Comunidad Valenciana en 2007, cuando fue nombrada presidenta de las Cortes Valencianas, siendo también la primera mujer que alcanzaba tal responsabilidad.

Desde que en la pasada legislatura finalizó su mandato como alcaldesa de Novelda, con su equipo de gobierno del PP roto y dividido tras sentarse en el banquillo de los acusados, apenas se ha dejado ver por la ciudad. Durante el último año y medio ha llevado una vida «alejada del mundanal ruido», recluida en su lujoso chalé del paraje del Campet, y sin dejarse ver apenas por la ciudad.

Sólo su gran fe en la patrona de Novelda le hizo abandonar, el pasado 20 de julio, su «clausura voluntaria» para participar en la procesión de la Bajada de La Magdalena, la santa por la que siempre ha sentido una enorme veneración. Como una noveldense más, confundiéndose entre la multitud, acompañó a la talla en una calurosa tarde desde el Santuario de La Mola hasta su llegada a la población.

Aunque ante la gente suele mostrarse como una mujer valiente, segura e incluso desafiante, quienes la conocen bien saben que no es tan fuerte como parece y, de hecho, toda esta situación le ha afectado mucho anímicamente. Y no sólo porque a partir de ahora tendrá que amoldarse a la estrecha celda y adaptarse al duro régimen penitenciario, sino porque sus propiedades -el terreno y el chalé donde vive que heredó de sus padres- serán embargadas al igual que sus cuentas bancarias. También es consciente de lo complicado que le va a resultar poder ejercer su profesión de abogada cuando salga de la cárcel, teniendo además en cuenta que tiene 58 años de edad.

El único apoyo emocionalmente sólido con el que cuenta en estos momentos es el de sus dos hijos y los pocos amigos que le han quedado tras sus últimos avatares políticos y judiciales. A pesar de todo en su localidad natal todavía cuenta con la simpatía de muchas personas. Sobre todo de los mayores, a los que sabía «ganarse» con su cercana autoridad y un carácter abierto y campechano que mejoraba en las distancias cortas. Quizá ayudada por su gran afición a las tertulias.

Una abogada de oficio, especializada en separaciones y divorcios, que soñó con ser alcaldesa de su pueblo y acabó siendo la primera presidenta de las Cortes Valencianas, consellera de Turismo y destacada dirigente del Partido Popular.

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