La crisis abierta entre la comisión de garantías de Podemos y la dirección autonómica que lidera Antonio Montiel, con comunicados de una parte y respuestas de la otra, ha acabado por crear un incendio interno de consecuencias todavía imprevisibles.

El órgano encargado de decidir sobre los expedientes internos ha quedado disuelto después de la dimisión en las últimas horas de dos de sus integrantes, en concreto Antonia González y Juan Carlos Carbonell, ambos expertos en Derecho, y que se unen a otra anterior, la de José Tomas Beltrán. Además, la presidenta, Teresa Díaz, también ha emitido en las últimas horas un comunicado en el que acusa a la dirección autonómica de tener actitudes que dificultan la democracia interna.

El motivo de los dos últimos abandonos viene provocado por la disconformidad con la respuesta que la dirección autonómica ha dado a la denuncia de irregularidades en las contrataciones que había realizado el partido.

Un lío interno en toda regla que llega en plena época precongresual y con las distintas facciones internas tomando posiciones para los congresos clave de febrero y primavera, el segundo en el ámbito autonómico y en el que todo apunta a que el liderazgo de Montiel tendrá contestación.

La decisión de la presidenta del comité de garantías, Teresa Díaz, de denunciar públicamente actitudes antidemocráticas de la dirección y reprochar que no aceptan aquello que les incomoda, es matizada por los dimisionarios que la atribuyen a una iniciativa realizada a título personal. Pero, según un escrito de la secretaría de la comisión de garantías, Susana Zarzoso, persona cercana a Sandra Mínguez, el malestar de esta especie de tribunal interno es importante.