La cita de la Conferencia de Presidentes era la segunda parada de una semana en la que la agenda de Ximo Puig está monopolizada por eventos en Madrid. El lunes, por ejemplo,participó en un foro junto a Zapatero y en un debate con otros presidentes como Cristina Cifuentes, con la que varios dirigentes regionales, incluído Puig, se «engancharon» y le echaron en cara haber convertido Madrid en un «paraíso fiscal» con los impuestos más bajos de toda España. Un tema que salió durante los debates de la conferencia y que suscita un enorme interés entre los periodistas de la capital de España. Pero antes de que la semana madrileña del jefe del Consell continúe hoy con la firma de un convenio con empresarios de Conexus para reabrir la sede de la Generalitat en la capital y con su participación en Fitur, una feria clave para la promoción turística de la Comunidad, la cumbre autonómica era una oportunidad que Puig no quería dejar pasar: liderar el cambio del modelo de financiación, una jugada clave para el futuro de la Generalitat.

La cumbre de líderes autonómicos, que llevaba un lustro sin reunirse, arrancó desde las ocho y media de la mañana con la llegada de los presidentes autonómicos a la puerta principal del Senado, en la Plaza de la Marina Española, con la única excepción del catalán Carles Puigdemont y del vasco Íñigo Urkullu. Dentro de los medidos horarios de la conferencia, Ximo Puig recorrió el trayecto hasta la puerta del Senado a las nueve menos veinte. Tras la llegada de Mariano Rajoy y de Felipe VI, los presidentes autonómicos compartieron una recepción privada y una foto de familia, en la que Ximo Puig estaba ubicado entre el aragonés Javier Lambán y al castellano-manchego Emiliano García Page. A partir de ese momento, los presidentes iniciaron una sesión a puerta cerrada que se alargó hasta pasadas las dos de la tarde.

La organización repartió los despachos nobles del Senado entre las delegaciones autonómicas. Casualidad o no, a los colaboradores de Ximo Puig les tocó en suerte el despacho de Joan Lerma, exjefe del Consell, vicepresidente de la Cámara Alta, único senador del PSPV y el referente político de Puig durante muchos años en el socialismo valenciano. Junto a la financiación como eje del discurso, el equipo de Presidencia se centró en intentar que el jefe del Consell marcara «personalidad propia». Frente a la presión de Ferraz para intentar desplegar una estrategia común de todo el PSOE, el entorno de Puig subrayó que su posición en la Conferencia de Presidentes era un argumentario «compartido» y que el gobierno valenciano no responde sólo a los deseos de los socialistas sino a la lógica de una coalición con Compromís y con Podemos como socio para garantizar estabilidad parlamentaria. Un movimiento político de calado.

Antes de los informativos del mediodía se sucedieron las intervenciones en el set habilitado en el Senado de los portavoces de cada una autonomía... especialmente de los que cuentan con una televisión propia y querían «vender» su discurso. Ximo Puig, a la espera de la incierta vuelta de Canal 9, lo hizo pasadas las dos de la tarde deprisa y corriendo. «Vuelvo. No me quiero perder la intervención final del presidente del Gobierno», dijo antes de compartir «secretitos» de pasillo con Rajoy y comida en la m misma mesa de la biblioteca del Senado. Hoy ya le toca Fitur y mañana entrevista en Televisión Española.