Puede que haya más cosas encima de la mesa. Es posible que el Gobierno introduzca elementos de debate para frenar el conflicto territorial al que se asoma España. Y hasta es probable que haya ejecutivos regionales que quieran abordar otras cuestiones. Pero el presidente de la Generalitat, Ximo Puig, tiene un único objetivo: la financiación autonómica y acabar, por tanto, con la discriminación que sufre la Comunidad en el reparto de los fondos del Estado. Esa será la prioridad en la agenda con la que el jefe del Consell se presentará en la Conferencia de Presidentes autonómicos que hoy se celebra en el Senado, la primera a la que acude Puig como mandatario de la Generalitat y la primera que se celebra después de que Mariano Rajoy mantuviera en el «congelador» durante un lustro este foro territorial para evitarse problemas.

El presidente de la Generalitat sabe que está en juego nada menos que el futuro del autogobierno y de las competencias, en su mayoría servicios públicos y política social, que se gestionan en la administración autonómica. Si no hay un cambio del sistema de financiación, difícilmente se podrá mantener el actual modelo. La Comunidad es la única de las autonomías pobres -el volumen de riqueza de los valencinos es doce puntos inferior a la media- que, sin embargo, realiza una aportación neta e ingresa en sus arcas menos de lo que le pertenece. Los cálculos de la conselleria de Hacienda apuntan que, para situarse en la media, la Generalitat debería recibir 2.400 millones más cada año. Y para mantener el mismo nivel de servicios que el resto de las autonomías, necesita algo más de 1.300 millones, como se recoge en los presupuestos autonómicos para 2017.

No habrá un acuerdo durante la conferencia. Entre otras cosas porque no existe consenso. Un grupo de presidentes autonómicos del PP, encabezados por el gallego Alberto Núñez Feijóo, han marcado su postura dentro de los documentos del próximo congreso de los populares -previsto para el segundo fin de semana de febrero- con una ponencia en la que apuestan por mantener el «estatus» actual, en el que las autonomías de población dispersa y situadas más al norte salen muy beneficiadas en relación a las comunidades de la cuenca mediterránea. Esa posición que puede plasmarse en el cónclave del PP perjudica claramente las aspiraciones de la Comunidad y condiciona el discurso que pueda desplegar Ximo Puig.

Pero, en cualquier caso, el objetivo del número uno del Consell, empeñado casi desde el arranque de su mandato en visibilizar en Madrid lo que define como el «problema valenciano», es tratar de sacar una doble garantía: un calendario claro -antes de un mes quiere que se reúna la comisión de expertos para impulsar la propuesta- y evitar que la negociación se «eternice» con un tope que permita aprobar el nuevo sistema de financiación antes de que acabe este año. El ánimo con el que acudirá Ximo Puig a la Conferencia de Presidentes, según declaró durante en un acto en el que participó ayer en Madrid, será «constructivo» pero, matizaron desde la Generalitat, «muy firme». No hay vuelta atrás. Entre otras cosas porque los socios de Ximo Puig en el gobierno, especialmente Compromís, se muestran inflexibles en mantener la llama de la reivindicación. Durante ese acto, de hecho, el jefe del Consell tuvo un gesto y defendió la «vía valenciana» de gobierno que se abrió con el Pacte del Botànic, renovado la semana pasada.

Junto al necesario cambio de la financiación -una propuesta a la que adhirió ayer la andaluza Susana Díaz como gran aliada- con un modelo que lleva caducado ya tres años y que perjudica a la Comunidad, el jefe del Consell quiere poner sobre el tapete otras dos cuestiones. La falta de inversiones en una autonomía que recibe de los presupuestos del Estado cinco puntos menos de su peso en población y en aportación de riqueza al Estado. Y, sobre todo, la reconversión de una parte de la deuda que acumulan comunidades, como la valenciana, que a lo largo de estos años han recibido menos recursos de los debidos, lo que significaría reducir el actual lastre con los bancos en cerca de un 40%.