A José Manuel García-Margallo siempre le gustó la labor parlamentaria. Pasó 17 años en el hemiciclo de Bruselas dedicado a los asuntos de Europa y ahora, una vez fuera del Ministerio de Asuntos Exteriores, se va a concentrar de nuevo en la actividad legislativa como diputado por Alicante, la provincia en la que Margallo (Madrid, 1944) ha encontrado un paraíso en Xàbia, localidad en la que ya tiene instalada su residencia durante gran parte del año. Abandona la cartera ministerial en la cúspide de valoración. Las encuestas del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) le concedían al final de su mandato, de hecho, la mejor nota entre los miembros del Gobierno de Mariano Rajoy. «A lo mejor he salido por eso...», apunta con una mezcla de sorna y ese punto de ironía del que casi nunca se separa cuando se le pregunta a este veterano dirigente del PP por las causas de su relevo en Asuntos Exteriores. Todo ello para, a continuación, eso sí, detallar con un tono de absoluto respeto institucional que esa decisión le correspondía directamente a Mariano Rajoy y que, por encima de todo, continúa a disposición del PP: «Mi misión ahora es ayudar al Gobierno», reconoce sin atisbo de duda.

Así que una vez fuera del círculo de La Moncloa, la actividad política de García-Margallo tiene ahora otro escenario preferente: su escaño en el Congreso. «En Madrid -detalla con pausa- voy a ocupar la presidencia de una comisión mixta del Congreso y el Senado sobre seguridad nacional. Es una comisión nueva y, por tanto, eso facilita que se pueda empezar a trabajar con una cierta creatividad». Pero además, Margallo podrá «ejercer» como diputado de circunscripción por Alicante, un rol que apenas podía desarrollar cuando ocupaba la cartera ministerial a pesar, por ejemplo, de su evidente protagonismo en las iniciativas que se han organizado durante los últimos años en la Casa del Mediterráneo, que dependía directamente de su departamento. «Ahora voy a tener más tiempo», reconoce cuando se le pregunta por su papel una vez que ya no tendrá que asistir a los Consejos de Ministros.

Y, por eso, Margallo quiere actuar como parlamentario de la provincia y poner a disposición de la sociedad alicantina su capacidad de influencia para trabajar, dice, «en una serie de objetivos que suponían el compromiso del PP durante la campaña electoral». Cuatro son las cuestiones en las que, en opinión del antiguo titular de Asuntos Exteriores, se debe centrar la acción del PP durante una legislatura que no será corta, apunta tirando del olfato que otorga la experiencia y contra la opinión de muchos. «Vamos a trabajar en la resolución del problema del agua, en el apoyo al proyecto de creación de la zona franca, en las infraestructuras haciendo especial hincapié en el Corredor Mediterráneo y, por supuesto, en la mejora de forma inmediata de la financiación autonómica», subraya como temas clave del mandato que ahora empieza.

Apuesta por una relación fluida con el resto de parlamentarios de Alicante -especialmente con los socialistas y Ciudadanos, formaciones con las que ya ha mantenido contactos- para hacer causa común a la hora de buscar puntos en común. No se cierra a contactos con Compromís y Podemos pero recela del «regate en corto» y prefiere conversaciones de «largo recorrido». José Manuel García-Margallo, sin embargo, tendrá que afrontar esos debates fundamentales para el futuro de la Comunidad y la provincia como la financiación sin interlocutores del PP que encabeza Isabel Bonig, borrado del mapa en la elección del nuevo organigrama del ejecutivo de Mariano Rajoy. «Yo transmití la situación y pedí que hubiera un representante de la Comunidad Valenciana en el Gobierno. ¿Por qué? Es un territorio que aportó un millón de votos con unos resultados apreciables. Pero no ha sido finalmente como yo solicité. Y lo lamento», admite Margallo que, sin embargo, considera que esa falta de peso en Madrid debe convertirse, por contra, en una oportunidad. «Es una lección. Tenemos que ponernos las pilas y tener nuestras propias propuestas», señala este curtido dirigente sobre el nuevo papel del PP de la Comunidad.

Sin ninguna ambición dentro del proceso interno que se inicia ahora con los congresos de su partido en la misma línea que también ha mantenido durante los últimos años, el parlamentario del PP en Alicante, en el plano institucional, considera que se abre una etapa «apasionante». «Será -insiste- una legislatura larga si salvamos la aprobación de este primer presupuesto que será, desde luego, un escollo. A ninguno le interesan unas nuevas elecciones. Estamos en un momento de redefinición del mundo que exige de instituciones estables que aporten soluciones duraderas a problemas que son muy de fondo», señala Margallo que contra lo que piensa mucha gente considera que la pluralidad del parlamento y contar con un gobierno en minoría es una «gran noticia» para buscar diálogos y consensos. «Con luces largas para cuestiones que son de gran recorrido y concesiones recíprocas, tenemos una oportunidad histórica que debemos aprovechar», zanja.