Hace ahora un año y atendiendo a su repetida idea de «coser» la Comunidad con un discurso de vertebración, el presidente de la Generalitat, Ximo Puig, impulsó un decreto, aprobado por el gobierno que comparten los socialistas y Compromís, en el que se reconoce a la ciudad de Alicante como el escenario de la celebración institucional del 6 de diciembre, día de la Constitución. Igual que el 9 d'Octubre tiene como decorado el Palau de la Generalitat. Para aquella primera cita, a la que se concedió un rango máximo con la asistencia de los miembros del gobierno en pleno, Presidencia eligió el Castillo de Santa Bárbara, marco de máxima solemnidad para los actos institucionales que se celebran en Alicante.

Para este año, la intención del Consell, como apuntaron fuentes de Presidencia, es mantener la senda que ya se inició en 2015. La conmemoración del día de la Constitución, según marca la norma aprobada, tendrá de nuevo Alicante como sede pero, en este caso, se ha elegido un nuevo escenario. La decisión de la Generalitat es organizar esa jornada en las instalaciones de la Ciudad de la Luz, confirmaron estas mismas fuentes. La decisión ha dejado «fríos» a dirigentes socialistas de Alicante que, aunque reconocen el esfuerzo vertebrador del presidente Puig, consideran que el acto apenas tendrá relevancia por celebrarse a una cierta distancia del casco urbano y ningún impacto ciudadano. «Nadie se va a enterar», sugirió un veterano socialista.

Desde la Generalitat, sin embargo, consideran que la celebración del 6 de diciembre entra dentro de la estrategia de potenciar un edificio que, en este momento, es uno de los símbolos del derroche en la gestión del PP en la Comunidad, especialmente durante sus últimos años. La intencion del ejecutivo que lidera Ximo Puig es «poner en valor» unas instalaciones que han costado, entre pitos y flautas, cuatrocientos millones de dinero público y que están ahora mismo sin ningún uso. «Es una cuestión simbólica», detallaron estas mismas fuentes que, en todo caso, recordaron que el objetivo del Consell es resolver el conflicto abierto con la Unión Europea para intentar reflotar el complejo. El presidente de la Generalitat, de hecho, ya ha puesto encima de la mesa posibles usos ligados al cine, a la nueva Agencia de la Innovación que se instalará en Alicante o, incluso, a la futura reapertura de Ràdio Televisió Valenciana. «Hay que darle contenido», zanjaron estas fuentes.

La Generalitat espera que, en esta ocasión, la Diputación de Alicante -ambas instituciones mantienen un duro pulso político- se sume a la celebración autonómica y evite cualquier tipo de convocatoria de contraprogramación. Hace un año, César Sánchez, en plena guerra contra Ximo Puig, organizó un acto de izado de banderas para el que logró la asistencia del ministro Margallo. Al Consell le preocupa un acto convocado el mismo día por el delegado del Gobierno, Juan Carlos Moragues, en Valencia. Pero confía en que, en último extremo, reine la cordura.