Estamos ante un momento histórico: después de 314 días en funciones, Mariano Rajoy ha sido investido como presidente del Gobierno con la abstención activa del PSOE. Por primera vez en la historia de este país, el Partido Socialista -no sin dificultades- ha facilitado un gobierno de la derecha, lo que demuestra que el sistema político español ha cambiado y lo sigue haciendo. Y todos tenemos que adaptarnos a ello.

314 días en los que al Gobierno en funciones le ha dado tiempo a casi todo: desde negar datos a las Comunidades Autónomas para elaborar sus presupuestos, hasta firmar el Acuerdo UE-Turquía sobre los refugiados con el Congreso en contra; desde negarse a comparecer en el Parlamento, hasta el nombrar un exministro con cuentas en Panamá como consejero del Banco Mundial.

Han sido 314 días intensos, de los que hemos podido aprender mucho de lo que nos espera en esta legislatura. Vamos a tener enfrente a un Gobierno que va a hacer todo lo posible por boicotear la labor de la oposición. Un Gobierno que utilizará todas las herramientas a su disposición para no tener que cumplir las iniciativas que apruebe el Parlamento. Un Gobierno que será hostil a los intereses de los ciudadanos valencianos y, especialmente, a los de nuestra provincia.

Pero algunos no nos resignamos. Desde Compromís ya intentamos evitar las segundas elecciones proponiendo un acuerdo que facilitara un Gobierno progresista. Y lo volvimos a repetir hace apenas un mes. Y lo volveremos a repetir las veces que sea necesario durante esta legislatura.

Porque a partir de hoy, todos los partidos del hemiciclo tendrán que enfrentarse a una disyuntiva histórica que marcará su devenir: apuntalar el Gobierno de los casos Brugal, Gürtel y Emarsa o construir un espacio de cambio que permita avanzar a este país. Nosotros estaremos en ésta segunda opción; estaremos por tratar de crear una alternativa democrática al gobierno del Partido Popular.