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Puig endurece su mensaje contra Rajoy tras la abstención del PSOE

Intenta sortear las quejas de Compromís y Podemos: exige la financiación, que asuma toda la deuda el Gobierno y ofrece una agenda de reivindicaciones conjuntas

La abstención socialista en Madrid que convertirá a Mariano Rajoy en presidente del Gobierno obligó a Ximo Puig a poner en marcha toda la maquinaria del contraataque durante su comparecencia en las Cortes para tratar de justificar una decisión que ha encrespado a sus socios de Compromís y Podemos. El jefe del Consell y los miembros de su Ejecutivo endurecieron un poco más, si cabe, el tono de la reivindicación frente a Madrid para intentar evidenciar que esa posición que favorece la continuidad del PP en La Moncloa no va a condicionar, de ninguna manera, el camino que ha tomado Ximo Puig. Volvió a reclamar la financiación, más inversiones, que el Estado asuma los 43.000 millones de deuda del Consell y ofreció a sus socios pactar una agenda de reivindicaciones para llevar una posición conjunta en Madrid. «Si los valencianos trabajamos juntos y unidos por aquello en lo que creemos conseguirán nuestras reivindicaciones. Va a ser muy difícil pero confío en el pueblo valenciano», subrayó el líder del PSPV.

Desde el arranque de la sesión de control parlamentario, el presidente de la Generalitat se tuvo que emplear a fondo para «vender» su posición en Madrid a favor de una abstención que evita las terceras elecciones pero que, en la práctica, también le concede a Rajoy el salvoconducto para seguir instalado en La Moncloa. «De verdad, sin acritud, reconociendo las dificultades, y sin que suponga renunciar a principios, gracias señor president por resolver los problemas de los españoles y también de los valencianos, gracias», ironizó Bonig durante su intervención para hurgar en la herida socialista. Ximo Puig le contestó que espera que el gobierno en minoría de Rajoy «sea capaz de cambiar su talante» y que a partir de ahora la lealtad institucional «sea la norma, y no la deslealtad» como hasta aquí, aunque dijo no tener demasiada confianza en el gobierno que saldrá mañana de la segunda votación en el Congreso.

Mucho más duro que plantar cara a los rivales políticos es tener que hacer frente a las críticas de los socios, con los que Ximo Puig elevó el tono de la reivindicación frente a Madrid. A preguntas de Fran Ferri, síndic de Compromís, y de Antonio Montiel, de Podemos, el presidente de la Generalitat reconoció, a pesar de la abstención socialista en el Congreso, que un nuevo gobierno del PP en España «no es el escenario ideal para la Comunidad. No me gusta», subrayó. Pero, en todo caso, se justificó asegurando que no existía alternativa y ofreció a sus socios de Gobierno trasladar «la agenda del Botànic» a Madrid. Tras reconocer que la situación para la Comunidad será «muy difícil» y no mostrarse «muy optimista» sobre la relación con el gobierno de Rajoy, hizo hincapié en las posibilidades que se abren teniendo en cuenta que el PP gobernará ahora en minoría y anunció que en la próxima conferencia de presidentes autonómicos -una convocatoria que Puig viene solicitando desde hace tiempo- pedirá a Rajoy que asuma «la totalidad» de la deuda autonómica, como ha hecho Ángela Merkel en Alemania.

Un «agujero» que, en el caso de la Comunidad, se eleva a 43.000 millones, la mitad generados a partir del rescate del Fondo de Liquidez Autonómica (FLA) impuesto por el Gobierno de Madrid como única solución al expolio que sufre la Comunidad en el reparto de la financiación autonómica. Recientemente, el nuevo Síndic de Comptes de la Comunidad Valenciana, Vicent Cucarella, advirtió de que la deuda de la Generalitat -la mayor de España en relación al PIB y la segunda en términos absolutos- es imposible de pagar. Pese a ese mensaje de Ximo Puig, el portavoz de Compromís consideró que el Consell tendrá «más difícil cumplir su programa» con la continuidad del gobierno del PP, y se mostró en contra de la decisión del PSPV porque los valencianos son «las principales víctimas». «Por encima de lo que pase en Madrid está el proyecto del Botànic y Compromís será garantía de que este gobierno que ha venido a mejorar la vía de los valencianos continúe y seguirá siendo contundente y luchador», aseveró Fran Ferri.

La deriva socialista

Más crítico fue el Síndic de Podemos, quien dijo «no entender la deriva» del PSOE ni su «entrega a Rajoy y a Montoro» y les reprochó que sus compromisos se los haya «llevado el viendo a cambio de nada», en lo que ha calificado de «una rendición incondicional». Montiel advirtió de que la posición de los socialistas «pone en riesgo la viabilidad» del acuerdo del Botànic, tanto las medidas programáticas «por falta de financiación», como la política «por la pérdida de credibilidad del PSPV». Aseguró Montiel que Podemos no va a traicionar ni su programa electoral ni el mandato de la sociedad valenciana, y no favorecerá «el regreso a las políticas de recortes» ni se resignará a que los valencianos «paguen las consecuencias de las decisiones políticas de las cúpulas del PP y el PSOE».

En la réplica, el presidente de la Generalitat insistió en que este «no es el escenario ideal» para los valencianos, pero recordó que hace un año el resto de fuerzas «fueron incapaces de ponerse de acuerdo para conformar una mayoría alternativa», y dijo que no va a responsabilizar a nadie de ello. Tras asegurar que «cuesta mucho» tomar una decisión como la de favorecer un gobierno de Rajoy, Puig defendió que era la única salida pero garantizó que «desbloquear no es renunciar» . «Las reivindicaciones del Consell se mantendrán mande quien mande en Madrid, sea Pedro Sánchez, Perico el de los palotes o Mariano Rajoy». «Habrá un problema valenciano en España y si no nos escuchan, España tendrá un problema», zanjó.

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