La sombra de Punset es alargada. El movimiento realizado la pasada semana por la eurodiputada, que ha abandonado su puesto en la ejecutiva nacional de Ciudadanos, tendrá un recorrido político bastante mayor que el de un simple paso atrás en la dirección del partido, en el que la excabeza de lista de Ciudadanos por Valencia se sentía ya muy poco útil.

La salida de Punset forma parte de una estrategia de mayor calado que busca llamar la atención sobre la deriva del partido, que un sector de la formación considera que se ha rendido al PP tras el anuncio el pasado mes de agosto del apoyo a la investidura de Mariano Rajoy. Pero el movimiento de Punset tiene también un objetivo político concreto, hacerse, bien ella misma o una persona de perfil más cercano a sus postulados, con el control de la formación en la Comunidad Valenciana, actualmente en manos de Fernando Giner, el portavoz de la ejecutiva, reforzado por el propio Albert Rivera, y del coordinador territorial, Emilio Argüeso.

Lo que Punset buscaría es una especie de refundación del proyecto, que regrese a sus orígenes más reformistas, progresistas y laicos. Punset daba a entender que la facción que comparte esa tesis no puede quedarse parada y tiene que dar la batalla por el control del partido. De hecho, ella misma admitía que lo había intentado, pero no encontraba aliados suficientes en la ejecutiva.

Este sector considera que lo ocurrido en las elecciones de Galicia, donde se construyó un proyecto sobre excargos del PP, acabó en un rotundo fracaso. La exsíndica en las Cortes ve necesario reflotar el barco de Ciudadanos y el calendario es propicio, ya que la formación celebrará congreso entre diciembre y enero para renovar la dirección estatal que lidera Albert Rivera y las autonómicas, entre ellas la valenciana.