Semana marcada en rojo en la agenda de Ximo Puig, presidente de la Generalitat y líder de los socialistas valencianos. Recién llegado de su misión comercial al frente de una delegación empresarial a Cuba, el titular del Consell afronta un calendario clave para su futuro institucional y político. Las Cortes afrontarán esta semana la recta final para la reapertura de la nueva Ràdio Televisió Valenciana (RTVV) con la elección del nuevo consejo directivo, una decisión que el Consell considera fundamental para afrontar la segunda mitad del mandato y un hito emblemático de su primer año y medio de gestión. Pero, a la vez, el PSOE entra en un periodo de máxima turbulencia con la resolución de Ferraz sobre el aval a Mariano Rajoy para que el líder del PP sea investido presidente del Gobierno. Ya no se puede dilatar más la decisión. Y el objetivo de Puig es tratar por todos los medios de que el camino que tome el PSOE -todo apunta a una abstención que auparía a Rajoy a La Moncloa- desestabilice aún más a una federación socialista valenciana partida por la mitad en este asunto y pueda afectar a la relación dentro de la estructura del Consell con sus socios de Compromís.

El arranque de las emisiones de RTVV ahora que están a punto de cumplirse tres años del cierre decretado por el PP es una prioridad para el bipartito que comparten los socialistas y Compromís después de meses de bloqueo parlamentario. En el pleno de las Cortes de esta semana, en principio, está previsto que salga adelante la designación del letrado Enrique Soriano como presidente del consejo de la Corporació Valenciana de Mitjans -el nombre elegido para la televisión autonómica- y, a partir de ese momento, se pueda iniciar todo el proceso para que se retomen, al menos, las emisiones en pruebas. Desde el Consell aseguran que está todo preparado para que la cadena vuelva ya a la actividad. Para el gobierno valenciano es una decisión clave, confiesan, para dar visibilidad al cambio político y cumplir con una de las promesas centrales del programa electoral tanto del PSPV como de Compromís.

Sin embargo, el Ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, parece dispuesto a poner todos los palos posibles en las ruedas para intentar retrasar la decisión. El Gobierno de Madrid cuestiona la preferencia de los extrabajadores para retornar al ente y el cumplimiento de la ley de estabilidad financiera. Los cálculos apuntan a que el coste de la nueva cadena será de unos 50 millones anuales. La presidenta del PP, Isabel Bonig, precisamente, al término de la reunión del comité de dirección del partido, verbalizó la oposición de los populares a la reapertura de una televisión que el gobierno de Alberto Fabra, con Bonig de consellera, cerró a golpe de intervención polícial. Si tuviera responsabilidades en el Consell «en estos momentos», vino a decir Bonig, no se abriría la nueva RTVV. Acusó al tripartito de mentir y engañar a los extrabajadores. Detalló que los técnicos del Estado ven ilegal el trato preferente a los extrabajadores. Y también advirtió de que la apertura de la tele puede vulnerar la ley de estabilidad presupuestaria. «No se trata de una cuestión política», dijo. El Consell negocia para levantar el veto de Madrid y acelerar la apertura.

El otro frente que debe abordar Ximo Puig es la convulsión interna en el PSOE a raíz de los movimientos para facilitar la investidura de Rajoy. Tanto la consellera Carmen Montón como el alcalde de Alicante, Gabriel Echávarri, ratificaron ayer su negativa a darle el gobierno al PP. Ximo Puig va a tratar de mantener una posición de perfil bajo para evitar encrespar los ánimos en una federación que está muy dividida, evitar la imagen de fractura del Consell y sortear una bronca con Compromís, cuyos cuatro diputados en Madrid votarán contra del candidato de los populares.