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Crisis en la familia

La distancia entre Echávarri y Franco se agranda en medio de las discrepancias por la maniobra para tumbar a Pedro Sánchez y por la hoja de ruta del partido sobre la investidura de Mariano Rajoy

Crisis en la familia

La postura del PSOE ante la investidura del líder del PP, Mariano Rajoy, y el respaldo a la figura del ya exsecretario general de los socialistas, Pedro Sánchez, ha agrandado aún más la distancia de dos de los principales dirigentes socialistas: el alcalde de Alicante y secretario del PSPV-PSOE en la capital, Gabriel Echávarri; y el que fuera su principal avalista, el exsenador Ángel Franco, que conserva una influencia decisiva en la asamblea socialista. Aunque ya había un cierto alejamiento entre ambos desde hace un tiempo, sus posiciones opuestas ante la crisis del partido ha terminado por tensar aún más la cuerda. «Hay un distanciamiento político muy evidente. Estamos hablando de posturas políticas completamente distintas en este asunto», según señalaron fuentes próximas al alcalde Gabriel Echávarri.

El regidor de Alicante, al que le une una relación de amistad con Pedro Sánchez desde su etapa de diputados, se ha mantenido a su lado. Le ha defendido ante nubes de periodistas, en Twitter, en el comité federal que culminó con su dimisión y entre sus más allegados, sin sucumbir, aseguran estas mismas fuentes, a las presiones recibidas para que cambiara de idea con su voto en Ferraz. Los esfuerzos para que cambiara su postura comenzaron en el momento en el que el PSOE se partió en dos mitades tras la dimisión de 17 miembros de la ejecutiva federal para forzar la caída de Sánchez, entre los que estaba Ximo Puig, líder de los socialistas valencianos a quien Franco, por contra, respalda en este tema. De hecho, el exsenador fue uno de los intervinientes en la ejecutiva provincial celebrada el pasado martes que mostró sin tapujos su apoyo a Ximo Puig así como a dar el gobierno de Mariano Rajoy vía abstención.

El posicionamiento de ambos ante la investidura de Rajoy y el apoyo de Echávarri a Sánchez en el comité federal del 31 de septiembre ha sido clave en su distanciamiento. Echávarri no se ha sumado a la propuesta para exigir un congreso extraordinario y primarias como sí han hecho otros alcaldes socialistas. De haberlo planteado en su ejecutiva, quizá, el primer edil se hubiera quedado en minoría. Franco conserva muchos peones y se hubiera evidenciado el enfrentamiento. Tampoco Echávarri se ha decidido a plasmar su rúbrica en la campaña de recogida de firmas que lidera el alcalde de la localidad granadina de Jun a favor de Pedro Sánchez. Lo cierto es que ya llovía sobre mojado. A la bronca interna en el PSOE y a la incertidumbre sobre el control de la ejecutiva de Alicante se suman otros dos elementos que han elevado el tono de la tensión. Franco ya había realizado en los últimos días comentarios en público desacreditando la postura del regidor respecto a la crisis del PSOE, algo que ha molestado al alcalde. Y, además, también se han producido llamadas de teléfono entre ambos dirigentes en las que se han transmitido discrepancias vinculadas a la gestión municipal y a contratos de personal, diferencias en las que Echávarri se ha mantenido firme sin ceder a esa presión. Todo ese escenario ha propiciado que la relación entre Echávarri y Franco -otrora mentor del alcalde en la agrupación local del PSOE- esté cada vez más tensa. ¿Ruptura definitiva? Habrá que esperar a que llegue el congreso del PSPV y especialmente la asamblea de Alicante, en la que Echávarri se presenta a la reelección. Franco sigue teniendo los votos. Eso permitirá medir la salud de la relación que ahora, desde luego, está «tocada».

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