La crisis de Ciudadanos continúa tomando fuerza día a día. Las «diferencias ideológicas» de una formación nutrida a base de un aluvión de cuadros procedentes del PP, de la antigua UPyD e, incluso, de las filas socialistas alimentan una brecha que ayer volvió a tener como protagonista a Carolina Punset, la última candidata a la Generalitat de C's y ahora con escaño en Bruselas. En un comunicado, la dirigente naranja afincada en Altea anuncia su dimisión de la ejecutiva nacional del partido -hasta ahora era la responsable de Medio Ambiente y Territorio- entre duras críticas a la cúpula de la formación y, especialmente, contra la dirección de la Comunidad Valenciana, a la que acusa de tibieza a la hora de combatir a los nacionalistas. La bronca es el último coletazo, por ahora, de un tuit de Punset que, coincidiendo con la festividad del 9 d'Octubre, definía a la «Senyera» como un «trozo de tela», lo que provocó la desautorización de la ejecutiva regional.

Es un episodio más del proceso de descomposición que sufre C's, necesitado por todos los medios de evitar unas terceras elecciones que le podrían poner en una posición muy complicada. En la provincia de Alicante ese «via crucis» se inició con la fuga del único diputado provincial Fernando Sepulcre; continuó con la bronca entre la cúpula provincial y el grupo de Alcoy, procedente del bando ripollista del PP y uno de los más potentes en afiliación; se agravó con las evidentes diferencias dentro del grupo parlamentario de las Cortes; siguió con la marcha en medio de fuertes discrepancias del último candidato a la alcaldía de Alicante, José Luis Cifuentes, tras un largo proceso de turbulencias internas; y ahora culmina con la desautorización en público, primero, a Punset -exconcejal en Altea, ahora eurodiputada y la última candidata a la Generalitat de la formación naranja- y su renuncia, en segundo término, a continuar en la dirección nacional de Ciudadanos en la que entró por la Comunidad Valenciana.

En la nota con la que anuncia su dimisión, Punset asegura que no se siente identificada «con la mayor parte de las decisiones estratégicas» tomadas por la dirección del partido. La eurodiputada, que sí continuará en el grupo de C's en Bruselas como eurodiputada, indicó que su labor dentro del comité ejecutivo de la formación «se había vuelto estéril», pues tampoco consiguió «aunar suficientes apoyos como para determinar ningún cambio» de postura. La segunda razón de su dimisión, explica, tiene que ver con «mantener la coherencia con los principios fundacionales» de C's, identificados, detalla, «con la tradición ilustrada, los valores laicos, sociales y progresistas, que tenía como propósito irrenunciable la desarticulación de cualquier tipo de nacionalismo, incluyendo el regionalismo no independentista». Considera, en este sentido, que la dirección del partido en la Comunidad Valenciana no ha sabido, salvo «honrosas excepciones», favorecer unas estructuras orgánicas «propicias para el fomento de estos valores». La eurodiputada admite que es «inevitable» que en la gestión de las decisiones de un grupo político existan «diversas opiniones, e incluso disensiones puntuales», como es el caso, y que eso «no es óbice» para abandonar un proyecto.

En comunidades políticas modernas, añade, los partidos «siguen siendo, si no los únicos, sí los mejores instrumentos» de transformación de la sociedad. Por eso, afirma que seguirá, ya sin cargos de responsabilidad directiva, defendiendo desde su puesto como eurodiputada de Ciudadanos no solo los valores que en su origen le llevaron a unirse a este proyecto, sino también «la encendida defensa del medio ambiente que nunca» ha abandonado. «Sigo pensando que en España hace falta un partido reformista, transversal y que combata lo que entiendo que son las dos grandes lacras de la política española, el sectarismo de izquierdas y derechas y el nacionalismo», indica. Finalmente, Punset señala que tiene la seguridad que tanto sus compañeros como Albert Rivera, «continuarán peleando día a día para conseguir que Ciudadanos acabe ocupando ese papel».