El arranque del curso político vuelve a poner encima de la mesa uno de los problemas sin resolver que arrastra el PP de Alicante: la bicefalia entre el presidente provincial, José Císcar, y el títular de la Diputación, César Sánchez. La cúpula regional del PP ha tenido que moldear el programa de actos de las jornadas que se celebrarán este fin de semana en Dénia en un momento decisivo para dar protagonismo en el evento tanto a José Císcar como a César Sánchez. El primera será el responsable de clausurar la convención junto a la líder regional del PP mientras que el segundo moderará una de las mesas redondas de debate. Una decisión salomónica para tratar de sortear una «patata caliente» que antes o después quemará a los populares.

Ese reparto de papeles no ha pasado desapercibido a cargos del PP y ha vuelto a agitar la polémica. Y se produce justo ahora que se tiene que fijar por completo el calendario de un periodo que debe culminar antes del verano que viene con la celebración del congreso regional primero y, posteriormente, del cónclave provincial. De momento, tanto Císcar como el propio César Sánchez mantienen un respeto absoluto ante esa situación de puertas hacia fuera. El presidente provincial del PP echa balones fuera cuando se le pregunta por la posibilidad de volverse a presentar a la reelección mientras que el titular de la Diputación, siempre que se le ha interrogado por el asunto, asegura que si Císcar quiere repetir al frente del PP, su aval será el primero que figure en el listado para respaldar esa candidatura. Ese problema no se reproduce ni en Castellón, donde Javier Moliner ocupa los dos puestos y tendrá protagonismo único en las jornadas; ni tampoco en Valencia, provincia en la que el PP está fuera de la Diputación y la estructura del partido está carcomida por la corrupción de la «operación Taula».

En las filas de los populares de Alicante no hay cultura de bicefalias. Casi siempre el puesto de presidente provincial ha coincidido con el del cabeza visible en la Diputación. Ese fue el argumento que, por ejemplo, utilizó el propio José Císcar, en su día, para provocar el relevo en el Palacio Provincial de Luisa Pastor, que aspiraba a un segundo mandato. Luego Císcar, a su vez, tuvo que renunciar a favor de César Sánchez por la presión de Ciudadanos. Y ahora todo ese argumentario se le puede volver en contra. Cada vez son más los dirigentes del PP que sugieren la necesidad de resolver un reparto de poderes que a medio plazo, subrayan, se convertirá en una fuente de problemas por el creciente peso de César Sánchez. Y la salida se tiene que empezar a tejer, apuntan estas mismas fuentes, con antelación al congreso regional y, por supuesto, antes de que se inicien los trámites para la renovación también la dirección provincial.

Cargos del PP consideran que José Císcar tiene dos posibles salidas. Asumir una secretaría de Estado, quizá ligada a temas económicos y de empleo, o un alto cargo en un hipotético gobierno del PP para centrarse en su actividad en Madrid y dejar paso tanto en el PP como en las Cortes. Ese movimiento daría entrada en el parlamento valenciano a Carlos Mazón que, a su vez, abandonaría la Cámara de Comercio. O hacerse cargo de la secretaría regional del partido -un cargo que suele ocupar un representante del PP de Alicante- y convertirse en el número dos de Isabel Bonig. Sería asumir un papel que ya ejerce de facto por su capacidad de influencia sobre la oriolana Eva Ortiz, la dirigente que ocupa actualmente ese puesto. Pero también por su condición de principal colaborador de la propia líder regional del PP, que mantiene una relación de confianza y de sintonía absoluta con el que fuera en su día el número dos del Consell con Alberto Fabra.