La debacle electoral del PP en las municipales y autonómicas de 2015 llevó a la formación a enviar al Senado al que fuera presidente de la Generalitat, Alberto Fabra, y a la hasta entonces alcaldesa de Valencia, Rita Barberá. Lo hicieron como senadores de designación autonómica, cuyo mandato responde, en este caso, a las Cortes. ¿Por qué un símbolo del PP como Barberá ha decidido convertirse en una tránsfuga y cerrar su larga carrera política en el Grupo Mixto del Senado? Eso le garantiza protección judicial e ingresos asegurados hasta 2019, cuando expire la actual legislatura en el hemiciclo autonómico.
¿Qué beneficios tiene seguir en el Senado? Contará con unos emolumentos, entre el sueldo y la asignación parlamentaria para funcionamiento, de casi 7.000 euros mensuales. Pero, sobre todo, gozará de la protección del aforamiento. Ese movimiento supone que la causa por supuesto blanqueo de capitales en la financiación del PP de la ciudad de Valencia continuará en el Tribunal Supremo, con lo que Barberá se evita los «paseíllos» judiciales en la calles del «cap i casal». Gana tiempo mientras avanza la investigación judicial en Madrid.
¿Cuándo expira su mandato? Salvo que el presidente de la Generalitat, Ximo Puig,convocara elecciones anticipadas, el mandato de Rita Barberá se alarga hasta mayo de 2019, cuando se vuelvan a convocar comicios autonómicos. Es decir, Barberá solo dejará de ser senadora cuando se disuelvan las Cortes. Nunca antes. Los senadores de designación territorial no están sujetos al mismo régimen que los que se eligen en unas elecciones generales. Así que, aunque hubiera una tercera cita con las urnas en diciembre, la exalcaldesa de Valencia seguiría en el Senado junto a los otros cinco senadores que le corresponden a las Cortes Valencianas. El citado Fabra, además del expresidente socialista Joan Lerma, Carles Mulet de Compromís, Luis Crisol de Ciudadanos y Pilar Lima de Podemos.
¿Las Cortes Valencianas pueden relevarla? A día de hoy no tienen ninguna base legal para hacerlo y parece muy complicado que se pueda encontrar una fórmula. Ni siquiera por decisión del PP, que fue el partido que propuso su nombre. Los grupos parlamentarios barajan una reforma del reglamento que podría aprobarse en unos seis meses pero, incluso, hay dudas razonables de que se pueda aplicar con carácter retroactivo a un cargo que se eligió con otra normativa. Así que, por tanto, la decisión sobre continuar o no en el Senado queda en manos de la propia Rita Barberá. Y el Tribunal Constitucional ha fallado reiteradamente que los escaños y las actas de los concejales son propiedad del elegido, sin que pueda ser desposeído, salvo causas de incompatibilidad o condenas por inhabilitación.
¿Qué acciones puede tomar el parlamento valenciano? Sólo le queda el camino de la presión. Reprobar a Rita Barberá, como ayer hicieron por unanimidad todos los grupos o citarla al parlamento cuantes veces considere para que explique su labor en Madrid. Barberá está obligada a acudir.
¿Qué papel tendrá Rita Barberá en el Senado? Ya hay apuestas. En el PP están convencidos de que no acudirá. Ahora Rita Barberá tendrá que compartir el Grupo Mixto con dos senadores de Compromís, uno de los partidos más críticos con la exalcaldesa; pero también con C's, los independentistas catalanes de la antigua Convergència y los parlamentarios de Bildu.
